Read Ebook: Viajes por Filipinas: De Manila á Albay by Alvarez Guerra Juan
Font size:
Background color:
Text color:
Add to tbrJar First Page Next Page
Ebook has 405 lines and 48631 words, and 9 pages
Viajes por Filipinas De Manila ? Albay
Por Don Juan ?lvarez Guerra
Madrid Imprenta de Fortanet Calle de la Libertad, N?m. 29 1887
Al Excmo. Sr. D. Germ?n Gamazo
Juan ?lvarez Guerra.
?NDICE DE CAP?TULOS
Provincia de Albay.--Situaci?n.--Etimolog?a.--Pueblo de Albay.--Su aspecto.--Casa Real.--La Administraci?n de Hacienda.--El Tribunal.--La c?rcel.--Su mala disposici?n.--Obras principiadas.--Principios humanitarios convertidos en inhumanitarios.--Monumento ? Pe?aranda.--La iglesia.--El Gogong y el Lig?ion.--La raza bicol.--Estad?stica.
El Mayon
Ligao.--Su situaci?n.--Etimolog?a.--Historia.--Fundaci?n.--Los libros parroquiales.--Primeras partidas bautismales.--El Padre Crespo.--La fe y el patriotismo.--Veladas l?rico-literarias.--Gram?tica bicol-espa?ola.--Ideas antit?ticas.--Frey Pedro Payo.--Estad?stica.--O?s.--Su etimolog?a.--Su fundaci?n.--Jurisdicci?n de O?s.--Productos y estad?stica.--P?rrocos europeos de la Iraya.--Polangui.--Su etimolog?a.--Su fundaci?n.--Estad?stica.--Campos de Polangui.--Libon.--Etimolog?a, situaci?n, historia, productos, obras y estad?stica.--Antig?edad de su iglesia--Regreso ? la cabecera.
Prestaci?n personal.
Legaspi.--Correr?as moras.--El comisario Juan.--Un viejo uniforme y una alma grande.--Cuatrocientas orejas moras.--Estad?stica.--El Tribunal, la iglesia y la casa parroquial.--La imagen de San Rafael.--Un deportado de tiempo de Narvaez.--El literato Fern?ndez.--Alguaciles y maitines.--Las leyendas del capuntocan.--Teatro bicol.
Tal?a ? la luz de un juepe.
La cueva de las calaveras.
Partido de Tabaco.--Libog.--Su etimolog?a--Situaci?n.--Fundaci?n.--Una antigua iglesia.--Tifones ? incendios.--Pirater?as moriscas.--Canal de Bujatan.--Acumulaci?n de arenas.--Datos estad?sticos.--R?os.--Productos.--Bacacay.--Su etimolog?a.--Vicisitudes de este pueblo.--Estad?stica.--Malilipot.--Significaci?n de esta palabra.--Barrios y estad?stica.--Productos.--De Malilipot ? Tabaco.--Situaci?n de este ?ltimo.--Su fundaci?n.--El Padre Llorente.--Un reloj de buena marcha y un cementerio modelo.--Barrios y visitas.--Estad?stica.--Productos.--Edificios.--R?os y puentes.--Puerto de Tabaco.--Malinao.--Su etimolog?a.--Su administraci?n parroquial.--Rancher?as de negritos.--Estad?stica.
Los chinos en Filipinas.
La c?dula y el tributo.
De Bulusan ? Barcelona--Situaci?n y estad?stica.--Gubat.--Censo civil y parroquial.--Casiguran.--Su etimolog?a.--Campos y productos.--Minas de azogue.--Estad?stica.--Juban.--Sus l?mites y poblaci?n.--Sorsogon.--Puerto.--Iglesia y convento.--Su poblaci?n.--Bacon.--Estad?stica.--Su p?rroco.--Isla de Bataan.--Minas de carb?n.--Laguna de las L?grimas.--El canto del calao.--Mantio.--Su poblaci?n.--Resumen.--Retorno ? la cabecera.--?ltimos recuerdos.
Mientras hago estas observaciones, espanto los mosquitos, rompo el varillaje de un paypay y empapo de sudor dos pa?uelos.
Ha pasado un cuarto de hora y el calor es insoportable.
Del recibo de la carta al taconeo de mi amigo medi? una hora larga, hora que no puedo datar en mi diario de trabajo, pues la despilfarr? con la prodigalidad propia de un millonario, ? de un esc?ptico de veinte a?os.
Mi amigo, que se anunci? con un resoplido digno de mejores pulmones--pues el pobre no los tiene muy sanos--tom? sill?n y alientos.
--?Has recibido mi carta?
--S?.
--?Presumes ? qu? vengo?
--No.
--Pues vamos al grano. ?Quieres acompa?arme ? un viaje?
--?Por mar ? por tierra?
--Por mar.
--Pero, en fin, ?me acompa?as ? no?
--Te lo dir? cuando contestes ? varias preguntas: ?Adonde vamos, ? mejor dicho, adonde piensas que vayamos?
--?Qui?n manda el vapor? Pues presumo no pensar?s en barco de vela.
--Te repito que cuando contestes ? todas mis preguntas lo har? ? la tuya. Deseo saber de d?nde es el capit?n, su edad, estado, car?cter, circunstancias de su mujer, s? es casado, si tiene suegra, hijos, fortuna y....
--Qui?n es el sastre que lo viste y qu? come, ?no es verdad? Ni que esto fuera una oficina de polic?a ? una expendedur?a de pasaportes. Ya estoy acostumbrado ? tus genialidades, y como quiera que conozco perfectamente al capit?n, puedo decirte es andaluz, joven, de buen humor, casado, su mujer es guapa y lo hace completamente feliz; tiene un chiquit?n muy mono, algunos miles de pesos y no conoci? ? su suegra.
--?Cu?ndo sale el vapor?
--El s?bado cinco ? las nueve de la ma?ana.
--?Quico!--grite ? mi criado.--Ten todo listo para embarcarnos el s?bado de madrugada.
--?Luego vienes? ?Luego no tienes miedo ? los baguios?
Mi amigo se march?, yo me vest? y....
El complemento de la humana actividad, lo representa el acto de levar un barco. Todo se mueve, todo cruge, todo rechina. El ancla desgarra con sus dientes el lecho de algas en que ha dormido, el carb?n chisporrotea en las parrillas dando aliento ? los pulmones de acero de la caldera, los engranajes se ajustan, las dobles poleas hacen alarde de su potencia, las burdas, cabos y calabrotes, prueban su elasticidad, las cadenas hieren la cubierta, y en medio de toda aquella vida y de aquel movimiento en que nada est? quieto, el barco se columpia libre de toda traba, combinando las palas de la h?lice en el fondo de las aguas espirales remolinos que llevan ? la superficie entrelazadas ondulaciones en las que se tejen las filigranas de espuma que deja en pos de s? la bullente estela.
De la bandera que saluda en lo alto de un trinquete ? la que flamea en lo elevado de un muro, encuentro la misma diferencia que en el pa?uelo que absorbe una l?grima al que reprime una sonrisa. El muro acusa confianza, su ense?a define una patria; la nave indica un peligro, su bandera constantemente escribe en sus pliegues un desconsolador adi?s de despedida. El primero, es la quietud, la segunda, el errante viajero que termina sus d?as ? en la inhospitalaria playa que sepulta sus despojos, ? en las embravecidas ondas que en vertiginoso remolino lo llevan ? dormir el sue?o eterno ? sus misteriosos lechos de coral....
Manila se achica, se contrae, se confunde, y por ?ltimo, al aclararse las costas de Cavite, solo una faja de bruma se?ala en el horizonte el lugar de partida. Despu?s, solo el anteojo percibe cual blanca gaviota posada sobre un copo de espuma, el torre?n del faro: m?s tarde, la espuma se funde en el Oc?ano, la gaviota desaparece en los mundos de la luz, la bruma se disuelve en los cielos, y al borrarse en la retina la ?ltima l?nea de la ciudad murada, se abre un nuevo registro en los misterios de los recuerdos.
A la banda de babor tenemos las costas de Naig; ? estribor las agrestes sierras de Bataan, y ? proa la isla del Corregidor.
Once campanadas resonaron en la c?mara, y tres golpes fueron picados en la campana del castillo de proa.
El almuerzo estaba servido.
La presentaci?n oficial ? bordo se hace siempre en la primera comida. Al tomar posesi?n de un barco, cada cual se ocupa en arreglar su camarote, y en los peque?os detalles que trae en pos de s? la instalaci?n en un nuevo domicilio, por m?s que est? reducido ? un caj?n de dos metros en cuadro.
Parapetado tras una tripuda botella de lo tinto, y haciendo boca con media libra de salchich?n, esperaba pasar una escrupulosa revista ? cuanto se pusiese al alcance de mi vista.
Puesto que entre personas de tono, lo primero es la presentaci?n, voy ? ir presentando ? mis bellas lectoras, y digo lectoras porque ellas son siempre m?s curiosas que ellos, los bocetos de mis compa?eros ? bordo. Seis blancas servilletas oprimidas en otros tantos aros de marfil, se ven sobre la mesa. Tres son las desconocidas ? desconocidos que me toca bosquejar, pues en cuanto al capit?n y ? mi amigo, ya los han visto ustedes, siquiera haya sido ? la ligera. En el boceto del capit?n poco tengo que a?adir. ?Qui?n de mis lectoras no conoce ? un andaluz joven, buen mozo, bullanguero y galante? De seguro todas. Por lo tanto, al capit?n ya lo conocemos. En cuanto ? mi amigo, completaremos el cuadro con cuatro brochazos. Se llama Lu?s, tiene 26 a?os, es rubio, alto, delgado, viste ? la francesa, come ? la francesa, piensa ? la francesa, y no es franc?s porque su madre tuvo la debilidad de aligerar su carga en cierto lugarejo del pros?ico garbanzo y de la jud?a, que Lu?s jam?s nombra porque cree es poco franc?s.
En el tiempo que he invertido en dar los anteriores brochazos, han ocupado sus respectivos sitios dos mestizas, una vestida de saya y otra ? la europea, y al lado de aquellas un anciano y reverendo padre franciscano.
El almuerzo era servido sobre cubierta, gracias ? la amabilidad del capit?n. Un doble toldo nos preservaba del sol, mas no de las brisas marinas que acariciaban los festones de la lona y de la potente luz de los tr?picos que descompon?a sus rayos en las talladas copas.
Con arreglo ? los anteriores apuntes, no nos cabe duda que nuestras dos desconocidas son mestizas de pura raza: el traje de la mayor hace suponer que es casada, y casada con europeo.
Durante los primeros platos que se sirvieron no tomaron parte en la conversaci?n.
Add to tbrJar First Page Next Page