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Read Ebook: Expedición de Catalanes y Aragoneses al Oriente by Moncada Francisco De

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Ebook has 401 lines and 73611 words, and 9 pages

El Rey Don Fadrique, y su padre y hermano, con su asistencia en la guerra, y como testigos de las haza?as, industria y valor de los s?bditos, pocas veces se enga?aron en repartir las mercedes; porque dieron m?s cr?dito ? sus ojos, que ? sus oidos, y siempre el premio ? los servicios, y no al favor. Con esto faltaban en sus Reinos quejosos y mal contentos, pero no pudieron dar ? todos los que le sirvieron estados y haciendas, con que algunos quedaron con menos comodidad que sus servicios merecian. Pero como vieron que los Reyes dieron con suma liberalidad y grandeza lo que l?citamente pudieron ? los mas se?alados Capitanes, atribuyeron solo ? su desdicha, y ? la virtud, y valor incomparable de los que fueron preferidos, el hallarse inferiores.

Estas fueron las causas que mov?an los ?nimos en comun para tratar de engrandecer en nuevas empresas y conquistas. Los m?s principales Capitanes que animaban y alentaban ? los dem?s, fueron cuatro, debajo de cuyas banderas, sirvieron Roger de Flor Vicealmirante de Sicilia, Berenguer de Entenza, Ferran Jimenez de Aren?s, ambos ricos hombres, y Berenguer de Rocafort; todos conocidos y estimados por soldados de grande opinion. Comunicaron sus pensamientos entre sus valedores y amigos, y hall?ndoles con buena disposicion y ?nimo de seguirles en cualquier jornada, se resolvieron de emprender la que pareciese m?s ?til y honrosa. Para la conclusion de este trato se juntaron en secreto, y antes de discutir sobre su expedicion, quisieron darle cabeza; porque sin ella fuera in?til cualquier consejo y determinacion, faltando quien puede y debe mandar. Con acuerdo comun de los que para esto se juntaron, fu? nombrado por General Roger de Flor Vicealmirante, poderoso en la mar, valiente y estimado soldado, pr?ctico y bien afortunado marinero, persona que en riquezas y dinero excedia ? todos los demas Capitanes; causa principal de ser preferido.

Quien fu? Roger de Flor.

Naci? Roger de Flor, ? quien los nuestros eligieron pro General y suprema cabeza, en Brindiz de padres nobles, su padre fu? Alem?n, llamado Ricardo de Flor, cazador del Emperador Federico su madre Italiana, y natural del mismo lugar. Muri? Ricardo en la batalla que C?rlos de Anjou tuvo con Coradino, cuyas partes seguia, por ser nieto de Federico su Pr?ncipe y se?or. C?rlos insolente con la victoria, despu?s de haber cortado la cabeza ? Coradino, confisc? las haciendas de todos los que tomaron las armas en su ayuda. Con esta p?rdida qued? Roger y su madre con suma pobreza, y con la misma se cri? hasta la edad de quince a?os, que un caballero Franc?s, religioso del Temple, llamado Yassaill, se le aficion? con ocasion de asistir en Brindiz, con el Alcon nave del Temple, cuyo Capitan era. Naveg? juntamente con ?l Roger algunos a?os, y gan? tan buena opinion en el ejercicio que profesaba, que la Religion le recibi? por suyo, d?ndole el h?bito de fray sargento, en aquel tiempo casi igual al de caballero. Con el Roger comenz? ? ser conocido y temido en todo el mar de Levante, al tiempo que Prolemayde, dicha por otro nombre Acre, se rendi? ? las armas de Melech Taseraf Sultan de Egipto, Roger, como refiere Pachimerio, era uno de los asistian en un Convento del Temple; y viendo que la ciudad no se podia defender, recogi? muchos Cristianos en un nav?o, con la hacienda que pudieron escapar de la crueldad y furia de los B?rbaros.

No le faltaron ? Roger enemigos de su misma Religion, que envidiosos de sus buenos sucesos, le descompusieron con su Maestre, haci?ndole cargo que se habia aprovechado por caminos no debidos ? su profesion, y defraudado los derechos comunes, y alz?dose con todos los despojos de sac? de Acre; que como ya esta c?lebre y famosa Religion se hallaba en su ?ltima vejez, y cerca de su fin, sus partes se habian enflaquecido con los vicios de la mucha edad y tiempo. La envidia, la avaricia, y ambicion habian ocupado sus ?nimos en lugar del antiguo valor, y de la mucha conformidad, y piedad Cristian, que los hizo tan estimados y venerados en todas las Provincias.

Quiso el Maestre con esta primera acusacion prenderle, pero Roger tuvo alguna noticia de estos intentos, y conociendo la codicia de su cabeza, y ruindad de sus hermanos, no le pareci? aguardar en Marsella, donde ? la sazon se hallaba, sino retirarse ? lugar m?s seguro, y dar tiempo ? que la falsa y siniestra acusacion se desvaneciese. Retiroso ? G?nova, donde ayudado de sus amigos, y particularmente de Ticin de Oria, arm? una galera, y con ella fu? ? N?poles, y ofreciese al servicio de Roberto Duque de Calabria, ? tiempo que se prevenia y armaba para la guerra contra Don Fadrique. Hizo Roberto poco caso de su ofrecimiento, y del ?nimo con que se le ofrec?a, juzg?ndole por tan corto como el socorro. Oblig? ? Roger este desprecio ? que se fuese ? servir ? Don Fadrique su enemigo, de quien fu? admitido con muchas muestras de amor y agradecimiento: efectos no solo de su ?nimo generoso, y condicion apacible para con los soldados, pero de la fuerza de la necesidad de la guerra; porque no fuere cordura desechar al que voluntariamente ofrece su servicio en tiempos tan apretados, como en los que corren riesgo la vida y libertad, y cuando se apartan los mayores amigos, y obligados. El que llega ? ser amigo en los peligros y cuando el Pr?ncipe es acometido de armas mas poderosas, sin obligacion de naturaleza y fidelidad de s?bdito, debe ser admitido y honrado, aunque le traiga su propio inter?s, ? algun desprecio, ? agravio del contrario, que cuanto m?s ofendido, m?s util y seguro ser? su servicio.

Fuese luego encendiendo la guerra entre Roberto y Fadrique, y Roger acreditose en ella con importantes servicios, socorriendo diversas veces plazas apretadas del enemigo, y con la peque?a armada, que llevaba ? su cargo, impidiendo la libre navegacion de los mares y costas de N?poles, con que lleg? ? ser Vicealmirante, y en menos de tres a?os hizo cosas tan se?aladas, que fu? una de las mas principales causas de conservar ? su Pr?ncipe en Sicilia, alcanzando juntamente para s? nombre inmortal, y riquezas mas que de vasallo. En este estado se hallaba Roger cuando le tomaron los Catalanes y Aragoneses por General en la empresa que intentaban.

Determinan los capitales su jornada, y suplican al Rey les favorezca.

Los Capitanes trataron con el nuevo General cual ser?a la m?s conveniente y provechosa empresa, y resolvieron de comun parecer de ofrecerse al Emperador de los Griegos Andronico Pale?logo casi oprimido de las armas de los turcos; porque ? mas de que Andronico se ten?a por cierto que buscaba socorros de naciones extranjeras, dudoso de la fidelidad de los suyos, era Pr?ncipe que ten?a poca correspondencia con el Papa, ? quien Roger temia por haber maltratado en tiempo de guerra las Provincias de la Iglesia, y siempre viv?a con recelos de que el Papa pidiese ? Don Fadrique su persona como de Religioso Templario, para vengarse de ?l entreg?ndole ? su Maestre y Religion. Y aunque no se podia esperar de la grandeza de Don Fadrique hecho tan feo, pero como los Reyes alguna veces no miden sus intereses con lo que deben ? su estimacion y fama, olvidan con facilidad los servicios por otras mayores conveniencias. Y pudiera ser que rehusando Don Fadrique el entregar ? Roger, fuera ocasion de rompimiento y guerra; y as? no quiso Roger poner ? Don Fadrique en nuevos cuidados, ni su libertad en peligro si se qued?ra en Sicilia. Pachimerio dice que el Papa se le pidi? ? Don Fadrique, y que juzgando no ser justo entregar ? quien tambien le habia servido, ofreci? entonces de escribir y rogar al Emperador Andronico le trajese ? su servicio; porque de esta manera saldria honrado de sus tierras, y el Papa no podria quejarse de que ?l amparaba los fugitivos de las Religiones. Pero en este caso me parece dar m?s cr?dito ? Montaner; porque al principio de este cap?tulo escribe Pachimerio, que si en esta relacion se apart?re de la verdad, no tendr? la culpa el escritor, sino la fama de quien ?l lo supo, y como la que corria entre los Griegos de nuestras cosas, era siempre falsa, no se le debe de dar cr?dito en lo que difiere de Montaner, y facilmente en este caso les podemos conciliar; porque solo difieren, en que Pachimerio d? por constante que el Papa pidi? la persona de Roger ? Don Fadrique, y Montaner dice que se temi? el caso, pero no que sucedi?; y as? no fu? mucho que la fama de tan lejos a?adiese lo dem?s.

Despu?s de haber resuelto todos la jornada, y platicado por algunos dias los medios m?s convenientes para su ejecucion, dieron cargo ? Roger que hablase ? Don Fadrique, y le descubriese sus intentos, y le suplicase de parte de todos que los favoreciese, porque no fuera justo que se tr?tara p?blicamente, sin haber precedido su consentimiento y gusto. Roger vino ? Mesina, donde el Rey estaba, poco despu?s de concluido su casamiento con Leonor hija de C?rlos; y acabadas las fiestas y regocijos de las bodas, hablando en secreto con el Rey, le dijo, como los Catalanes y Aragoneses se querian salir de Sicilia, y pasar ? Levante, no tanto por el beneficio comun de todos ellos, como por la quietud y provecho que le resultar?a si le dejaban un Reino tan trabajado por las guerras pasadas libre de carga tan molesta y pesada, como eran ellos en tiempos de paz: que sus personas las tendria siempre ? su devocion, y que cuando importase, le vendr?an ? servir de los ?ltimos fines de la tierra; pero que por ent?nces le suplicaban facilitase su jornada, y les ayudase con su autoridad y fuerzas; paga bien merecida ? sus servicios.

Respondi? el Rey, que advirtiesen que la resolucion que habian tomado de salir de Sicilia aunque le estaba bien para su conservacion, no para su fama, porque muchos podrian entender que su salida era trazada por su ?rden, para quedar libre de sus obligaciones; y que eran de tal calidad las que ?l reconocia, que por este medio no se podia librar de ellas sin conocida nota de ingrato. Pero si la esperanza de mayores acrecentamientos les llamaba ? nuevas empresas, y estaban resueltos, que ?l les asistiria y ayudaria con sus fuerzas, con que ellos fuesen testigos y publicasen la verdad del hecho, y que primero aventurar? el Reino y la vida, que faltara ? la obligacion de tan se?alados servicios; pero que la estrecheza del tiempo por los excesivos gastos de la guerra, no daba lugar ? que el premio igualase ? su deseo. Digna respuesta de Pr?ncipe tan esclarecido, tanto m?s de estimar, cuando es m?s rara en los Pr?ncipes la virtud del agradecimiento, y satisfacer grandes servicios cuando son tales que no se pueden pagar con ordinarias mercedes. Roger estim? en nombre de todos tan se?alado favor, y la honra que les hacia, y fuese luego ? dar razon ? los Capitanes de lo que el Rey habia respondido, y entendido por ellos, lo celebraron y agradecieron con alabanzas.

Fu? Don Fadrique uno de los m?s se?alados Pr?ncipes de aquella edad, por la grandeza de su ?nimo, y gloria de sus hechos, cuyo valor deshizo y quebrant? las fuerzas unidas para su ruina de Italia, Francia, y Espa?a, y el que ? pesar de todos sus competidores qued? con el Reino de Sicilia para s?, y su posteridad, en quien hoy felizmente se conserva. No pudo suceder ? Don Fadrique cosa que m?s le importarse para la seguridad y quietud de su nuevo reinado, que librar ? su pueblo de las contribuciones y alojamientos de hu?spedes tan molestos, como suelen ser los soldados mal pagados. Despu?s que las paces y parentesco desterraron la guerra, por mantenerla daban los pueblos de Sicilia con mucha liberalidad sus haciendas ? los soldados, que los defendian y amparaban contra C?rlos ? quien temian; pero despues que con la paz se les quit? este miedo, comenzaron ? sentir la mala vecindad de los soldados, y ? desavenirse con ellos; disgustos que forzosamente habian de causar da?os grav?simos, si la nueva expedicion no les atajara.

Embajada de los nuestros al Emperador Andronico, y su respuesta.

Roger y las dem?s cabezas principales del ej?rcito resolvieron, que luego se enviasen dos Embajadores al Emperador Andronico ? proponerle su servicio. Hici?ronse las instrucciones, asistiendo ? ellas con otros Capitanes Ramon Montaner, uno de los escritores de mayor cr?dito, que intervino siempre en los consejos y ejecuciones m?s graves de esta expedicion. Entreg?ronse ? dos caballeros, cuyos nombres el tiempo y el descuido dejaron envueltos en tinieblas, para que luego partiesen ? Constantinopla, y diesen su embajada de parte de toda la nacion. Llegaron en breves dias con una galera reforzada de Roger. Sabida su venida, y con alguna noticia de la Embajada que traian, fueron recibidos de Andronico con agradecido semblante y muestras de mucho amor. Propuso uno de los dos Embajadores, el m?s antiguo en a?os, su embajada: que los Catalanes y Aragoneses despu?s de hechas las paces entre C?rlos Rey de N?poles, y Don Fadrique Rey de Sicilia, ? quien ellos servian, determinaron no buscar reposo en su patria, sino acrecentar con nuevos hechos la gloria militar y fama adquirida en las pasadas guerras: que ten?an para esto fuerzas bastantes en n?mero y valor, soldados ejercitados por una larga y peligrosa guerra, Capitanes conocidos por sus victorias y nobleza de sangre; que en nombre de todos ellos le ofrec?an su ayuda contra los Turcos con doblado gusto y aficion, por ocupar sus armas ? favor de la casa de los Pale?logos, amigos ?nicos de la de Aragon, cuando sus partes estaban muy caidas, y dilatar su Imperio, destruyendo juntamente el de los enemigos del nombre Cristiano, que con tanta audacia y orgullo le querian establecer en las Provincias usurpadas al Imperio Griego.

Quedaron los Emperadores content?simos con la no esperada embajada y ofrecimiento de los Catalanes, ? su parecer tan importante ? sus intereses, porque entendieron que aquellos mismos, que se les ven?an ? ofrecer, eran los que con tanto espanto y temor de toda Italia ganaron y sustentaron el Reino de Sicilia. Agradeci? con palabras magn?ficas el gusto con que toda la nacion le ofrec?a servir, y con el mismo les recibi?. Quiso que luego se platicasen las condiciones con que habian de militar; y as? los Embajadores pidieron conforme sus instrucciones el sueldo para la gente de guerra, y que ? Roger se le diese el t?tulo de Megaduque, y por muger una de sus nietas, porque queria con tales prendas asegurarse m?s en su servicio. Andronico sin alterar ni mudar cosa de las que le pidieron, las concedi?, sin reparar en la calidad y estado de Roger desigual al de su nieta; pero toda esta desigualdad pudo igualar la reputacion de la gente, que como General gobernaba, y verse el Griego tan oprimido de las armas de los Turcos, y poco seguro de la fidelidad de los suyos.

Viv?a ciego y desterrado en una aldea Bitinia Juan Lascar, legitimo sucesor del Imperio, y aunque in?til para ocuparle, viviendo ?l, era la posesion de Andronico tir?nica, y causa muy justificada para tomar las armas los mal contentos del gobierno presente; y as? lleno de temores y recelos, le fu? forzoso valerse de naciones extranjeras para la guerra y defensa de su persona. Recibi? en su servicio diez mil Massegatas, ? quien el vulgo llama Alanos, gente b?rbara de costumbres, Cristianos en la f? mas que en las obras. Tenian su morada de la otra parte del Danubio, y reconoc?an por se?ores ? los Scitas de Europa. Embiaron primero al Emperador su embajada ofreciendo servirle. Nicephoro Gregoras Autor Griego de aquellos tiempos refiere lo mucho que Andronico la estim? con estas mismas palabras: Fu?le tan agradable al Emperador como si viniera del cielo. Decia que todos los Griegos le eran sospechosos y enemigos, y as? continuamente procuraba amistades y ligas con los extra?os, que ojal? nunca lo hiciera. Tambien recibi? en su ej?rcito muchas compa?ias de Turcoples que dejaron ? Sultan Azan, y se bautizaron. Todas estas ayudas las deseaba Andronico, y las estimaba como grandes; y as? la que los nuestros le ofrec?an no se puede con palabras encarecer la estimacion que hizo de ella, por ser de gente tan aventajada ? las dem?s que le servian, y tan temida en aquellos tiempos. Remiti? Andronico los dos Embajadores ? Roger concertando el casamiento, y le llevaron las insignias de Megaduque, que es lo mismo entre nosotros General de la mar: dignidad grande de aquel Imperio, pero no de las mayores.

Se?ala sueldo el Emperador ? la gente de guerra, y hace muchas honras y mercedes ? su Capitanes.

Se?al? Andronico las pagas segun la diferencia de las armas y ocupacion, cuatro onzas de plata cada mes ? los hombres de armas, ? los caballos lijeros dos, y lo mismo ? los pilotos y gente de mandoneros una onza, y que siempre que llegasen ? la costa de alguna Provincia del Imperio, se les diesen cuatro pagas, y cuando quisiesen volver ? sus casas juntos, ? divididos, se le librasen dos para el viaje. George Pachimerio Autor Griego, cuyos fragmentos ilustran mucho esta relacion, aunque enemigo grande de los Catalanes, dice, que las pagas de los Catalanes eran doblado mayores que las de los Turcoples, y Massagetas: con que claramente se muestra la estimacion que se hizo de la milicia Catalana y Aragonesa, pues con tan excesiva diferencia la aventajaron ? todos los que servian en su Imperio. De las pagas, entretenimientos y ventajas que ofreci? ? la nobleza y Capitanes, no se?alan los Historiadores cosa con particularidad, solo el oficio y dignidad de Megaduque de Roger, y el de Senescal en Corberan de Alet. De donde sospecho que su gusto era el que limitaba sus pagas y sueldo; porque segun adelante veremos, los Generales pedian ? su voluntad el dinero, con solo se?alar la cantidad, sin que para esto hubiesen de dar cuenta ? los contadores, y ministros de la hacienda de Andronico.

Los embajadores volvieron ? Sicilia, y hallaron ? Roger en Licata donde aguardaba su vuelta, y sabido el buen despacho que traian se fu? luego ? ver con el Rey, ? darle razon del honroso acogimiento que Andronico hizo ? sus Embajadores y cuan largo andaba en ofrecerles mercedes. Public?se la jornada, y los Capitanes recogieron su gente en Mecina, donde la armada se aprestaba, que en pocos dias estuvo en ?rden para navegar. Era la armada de treinta y seis velas, y entre ellas habia diez y ocho galeras, y cuatro naves gruesas, la mayor parte armadas con dinero del Rey, y de Roger, que para la ejecucion de esta jornada gast? la hacienda que adquiri? en las guerras pasadas, y tom? veinte mil ducados de los Genoveses en nombre del Emperador Andronico. Fu? mucho m?nos el n?mero de la gente de lo que se crey?; por que los dos Berengueres de Entenza, y Rocafort no pudieron juntarse con Roger, ni seguirle, porque difirieron su partida para el siguiente a?o. Berenguer de Entenza esperaba nuevas compa?ias de gentes de Catalu?a para acrecentar sus fuerzas, y pasar con mayor reputacion. Berenguer de Rocafort se detenia en unos Castillos de Calabria, y reusaba el entregarlos al Rey C?rlos de N?poles, hasta quedar enteramente satisfecho de lo que se le debia por razon de su sueldo. Roger aunque le falta de estos dos Capitanes le pudiera con justa causa detener, por ser una de las mas principales partes de su ejercito, determin? partirse, y embarc? su gente el dia que ten?a aplazado. El Rey, ? mas de los nav?os y galeras que les di? para su viaje, les mando proveer de vituallas y bastimentos, y el dinero que pudo, un Pr?ncipe que el reinar solo conoci? las fatigas y peligros.

Este fu? el premio que se di? ? la milicia mas invencible y victoriosa de aquella edad, y que sirvi? por largos veinte a?os ? tres Reyes, Pedro, Jaime y Fadrique, alcanzando de sus enemigos cinco victorias navales, tres en tierra, sin otros encuentros notables, y sin las expugnaciones de fuertes y grandes pueblos, y otros defendidos con loable obstinacion y valor incre?ble. Tal era la moderacion de aquellos tiempos, bien diferente de lo que hoy tenemos, pues vemos soldados que apenas han visto al enemigo, cuando ya juzgan por cortas las mayores mercedes.

Parte de Sicilia la armada, y que gente y milicia fu? la de los Almugavares.

Embarcose toda la gente en el puerto de Mecina, y antes de salir del Faro, se tom? muestra general, y se hallaron seg?n Montaner, efectivos 1500 hombres de cabo para el servicio de la armada, sin los oficiales, y cuatro mil infantes Almugavares. Nic?foro Gregoras, Autor poco fiel en algunos de estos sucesos, dice, que Roger pas? solo mil hombres ? Grecia, pero George Pachimerio ya concuerda con Montaner, y afirma que fueron ocho mil los que pasaron. Este, ? mi parecer, es el verdadero n?mero; porque seis mil y quinientos soldados de paga, es cierto que llegaron hasta el n?mero de ocho mil con los criados y familia de los Capitanes, y Ricos hombres. Y aunque estos dos Autores no concordar?n, la f? de Nic?foro fuera siempre dudosa; porque ? Roger siendo Capitan de solos mil hombres, no me puedo persuadir que Andronico le hiciera Megaduque, y le cas?ra con su nieta, sin haber precedido servicios. No parecer? ageno del intento, pues toda nuestra infanter?a fu? de Almugavares, decir algo de su origen.

La antig?edad madre del olvido, por quien han perecido claros hechos y memorias ilustres, entre otras que nos dej? confusas, ha sido el origen de los Almugavares; pero seg?n lo que yo he podido averiguar, fu? de aquellas naciones b?rbaras que destruyeron el Imperio y nombre de los Romanos en Espa?a, y fundaron el suyo, que largo tiempo conservaron con esplendor y gloria de grande majestad, hasta que los Sarracenos en menos de dos a?os le oprimieron, y forzaron ? las reliquias de este universal incendio, que entre lo m?s ?spero de los montes, buscase su defensa, donde las fieras muertas por su mano les dieron comida y vestido. Pero luego su antiguo valor y esfuerzo, que el regalo y delicias tenian sepultado, con el trabajo y fatiga se restaur?, y les hizo dejar las selvas y bosques, y convertir sus armas contra Moros, ocupadas antes en dar muerte ? fieras.

Con la larga constumbre de ir divagando, nunca edificaron casas, ni fundaron posesiones en la campa?a, y en las fronteras de enemigos tenian su habitacion y el sustento de sus personas y familias: despojos de Sarracenos, en cuyo da?o perpetuamente sacrificaban las vidas, sin otra arte ni oficio mas que servir pagados en la guerra, y cuando faltaban las que sus Reyes hacian, con cabezas y caudillos particulares corrian las fronteras, de donde vinieron ? llamar los antiguos el ir ? las correrias, ir en almugaveria. Llevaban consigo hijos y mujeres, testigos de su gloria, ? afrenta, y como los Alemanes en todos tiempos lo han usado, el vestido de pieles de fieras, abarcas, y antiparas de lo mismo. Las armas una red de hierro en la cabeza ? modo de casco, una espada, y un chuzo algo menor de lo que se usa hoy en las compa??as de arcabuceros, pero la mayor parte llevaban tres ? cuatro dardos arrojadizos. Era tanta la presteza y violencia con que los despedian de sus manos, que atravesaban hombres y caballos armados, cosa al parecer dudosa si Desclot y Montaner no lo refirieran, autores graves de nuestras historias, adonde largamente se trata de sus hechos, que pueden igualar con los muy celebrados de Romanos y Griegos.

C?rlos Rey de N?poles, puesto ante su presencia algunos prisioneros Almugavares, admirando de la vileza del traje, y de las armas, al parecer in?tiles contra los cuerpos de hombres y caballos armados, dijo con algun desprecio, que si eran aquellos los soldados con que el Rey de Aragon piensa hacer la guerra. Replic?le uno de ellos, libre siempre el ?nimo para la defensa de su reputacion; Se?or, sin tan viles te parecemos, y estimas en tan poco nuestro poder, escoje un caballero de los mas se?alados de tu ej?rcito, con las armas ofensivas y defensivas que quisiere, que yo te ofrezco con sola mi espada y dardo de pelear en campo con ?l. C?rlos con deseo de castigar la insolencia del Almugavar, aplaz? el desaf?o, y quiso asistir y ver la batalla. Sali? un Franc?s con su caballo armado de todas piezas, lanza, espada, y dardo. Apenas entraron en la estacada cuando le mat? el caballo, y queriendo hacer lo mismo de su due?o, la voz del Rey le detuvo, y le di? por vencedor y por libre.

Otro Almugavar en esta misma guerra, ? la lengua del agua, acometido de veinte hombres de armas, mat? cinco antes de perder la vida. Otros muchos hechos se pudieran referir, si no fuera ajeno de nuestra historia, el tratar de otra largamente. La duda que se ofrece solo es del nombre, si fu? de nacion, ? de milicia en sus principios. Tengo por cosa cierta que fu? de nacion, y para asegurarme mas en esta opinion, tengo ? George Pachimerio autor Griego, cuyos fragmentos dan mucha luz ? toda esta historia, que llama ? los Almugavares descendientes de los Avares, compa?eros de los Hunos, y Godos, y aunque no se hallar? autor que opuestamente lo contradiga, por muchas leyes de las partidas se colige claramente, que el nombre de Almugavar era nombre de milicia, y el ser esto verdad no contradice lo primero, porque entre ambas cosas puede haber sido.

En su principio, como Pachimerio dice, fu? de nacion, pero despu?s como no ejercitaban los Almugavares otra arte ni oficio, vinieron ellos ? dar nombre ? todos los que servian en aquel modo de milicia, as? como muchas artes y ciencias tomaron el nombre de sus inventores. Pero dudo mucho que hubiese quien se agregase ? los Almugavares, milicia de tanta fatiga y peligro, sin ser de su nacion, porque la inclinacion natural les hacia seguir la profesion de los padres; ni hay hombre que pudiendo escoger siguiese milicia, que desde la primera edad se ocupase con tanto riesgo de la vida, descomodidad, y continuo trabajo. Nicephoro Gregoras dice, que Almugavar es nombre que dan ? toda su infanter?a los Latinos; as? llaman los Griegos ? todas las naciones que tienen ? su Poniente, pero no hay para que contradecir con razones falsedad tan manifiesta, y m?s contra un autor tan poco advertido en nuestras cosas como Nicephoro.

Sali? la armada de Mecina, y con pr?spera navegacion lleg? ? Malvacia puerto de la Morea, donde fueron bien recibidos y ayudados con algun refresco por ?rden del Emperador. Antes de salir llegaron cartas suyas en que mandaba ? Roger que apresurase la navegacion. Parti? alegre la gente con el refresco, y en pocos dias la armada arrib? ? Constantinopla, por el mes de Enero indicion segunda, segun Pachimerio, con universal regocijo de la ciudad viendo las armas que les habian de amparar, y defender. Andronico, y Miguel Emperadores, y toda la nobleza Griega, con mucho amor y muestras de sumo agradecimiento les recibieron, y honraron. Mand? luego Andronico desembarcar toda la gente, y que alojase dentro de la Ciudad en el barrio que llamaban de Blanquernas, y el siguiente dia se repartieron cuatro pagas como estaba concertado.

Roger Se casa. Pelean Catalanes y Genoveses dentro de Constantinopla.

Pareci?le al Emperador Andronico que convenia ? su seguridad y cr?dito, dar ? entender que los ofrecimientos hechos ? los nuestros se habian de cumplir con mucha puntualidad, y para que esto se mostrase luego con las obras, di? principio por lo que parecia mas dif?cil, que fu? el casamiento de Roger con su sobrina Mar?a, con que todos quedaron satisfechos, juzgando por ciertas las dem?s mercedes como inferiores y m?s f?ciles de cumplir. Hici?ronse las bodas con la solemnidad de personas Reales; porque el valor de Roger pudo igualar la nobleza de la mujer. Era Mar?a hija de Azan Pr?ncipe de los B?lgaros, y de Trene hermana de Andronico, de quince a?os de edad, hermosa y por extremo entendida. Entre el mayor placer y gusto por la boda, sucedi? un alboroto y pendencia entre Catalanes y Genoveses, que casi fu? batalla muy sangrienta, nacida como muchas veces acontece de peque?a causa, y aunque Pachimerio dice, que fu? sobre la cobranza de los veinte mil ducados que prestaron ? Roger en Sicilia, y que por sosegarlos ofreci? el Emperador de pagarlos, pero la m?s cierta ocasion de la pendencia fu?, que un Almugavar discurriendo por la ciudad di? ocasion ? dos Genoveses, vi?ndole solo, que se burlasen con mucha risa de su traje, y figura; pero el ?nimo militar del Almugavar mal sufrido en los donaires y motes cortesanos, mas osado de manos que de lengua, les acometi? con la espada, y trav? la pendencia. Acudieron de una y otra parte valedores y amigos, estando ya los ?nimos prevenidos y alterados como sospechosos, y con esto las fuerzas de entre ambas naciones se encontraron para su total ruina y perdicion. Los Genoveses sacaron su bandera ? guion, y acometieron los cuarteles de los Almugavares repartidos en el barrio de Blanquernas. Nuestra caballer?a reconociendo el peligro de sus Almugavares, dividida en tropas, cerr? con la gente Genovesa mal ordenada. Con esto se di? lugar ? que los Almugavares saliesen de sus alojamientos, y se juntasen para tomar satisfacion de quien tan injustamente los maltrataba. Peleose de una y otra parte con obstinacion, hasta que los Genoveses, muerto su Capitan Roseo del Final, se fueron retirando con notable p?rdida y da?o.

Andronico de las ventanas de su Palacio atento y con gusto miraba la pendencia cuando los Genoveses levemente fueron mal tratados, y algunos muertos, y con palabras mostr? su ?nimo mal afecto contra ellos; pero cuando vi? que los Almugavares con su acostumbrado rigor iban degollando cuanto se les ponia delante, temi? que todos los Genoveses de Constantinopla no muriesen aquel dia; cosa peligrosa para su conservacion, porque dependia de ellos la paz de su Imperio. Ti?nese por cierto que Andronico quisiera sacudirse el yugo de Genoveses si pudiera con seguridad, pero era dif?cil por tener ellos el poder dividido para que se pudiera oprimir ? un tiempo, y si consintiera que los de Constantinopla perecieran, fuera irritar las otras fuerzas que quedaban enteras; y as? con ruegos y promesas pidi? ? los Capitanes que recogiesen y retirasen los suyos, y George Pachimerio refiere, que mand? Andronico ? Est?ban Marzala gran Drungario y Almirante, que fuese ? quietar el tumulto, y apaciguar las partes, y que f?e muerto y despedazado. Finalmente la presencia y autoridad de Roger, y de los otros Capitanes pudo tanto, que obedecieron todos, y con mucho peligro les retiraron, porque habian sacado sus banderas con ?nimo de acometer ? Pera, y saquearla, juntando ? su venganza su codicia.

Era esta poblacion de Genoveses, dividida por un estrecho cerco del mar de la Ciudad de Constantinopla, llamado de los antiguos Cuerno de Bisancio, y hoy de los Turcos y Griegos Galata. Retirados y sosegados los nuestros, les mand? el Emperador en agradecimiento de su puntual obediencia librar una paga. Quedaron muertos de los Genoveses en la Ciudad cerca de tres mil, y aunque lo peor llevaron ellos ent?nces, fu? causa de mayores da?os en lo venidero para los nuestros, porque con esto qued? irritada una nacion ?mula y poderosa, que importaba su amistad para conservar nuestras armas en aquel Imperio; porque en estos tiempos era grande y temido su poder en todo el Oriente, arbitros de la paz y la guerra. Tenian ilustres Colonias y Presidios en Grecia, en Ponto, en Palestina, armadas poderosas, poseian muchas riquezas adquiridas con su industria y valor, y absolutamente eran due?os del trato universal de Europa, con que mantenian fuerzas iguales ? las de los mayores Reyes, y Rep?blicas. Con esto llegaron ? ser casi due?os del Imperio Griego. En este tiempo cuando los Catalanes llegaron ? Constantinopla, y reconociendo las fuerzas que traian, les pareci? ? los Genoveses peligrosa la vecindad de sus armas; y as? siempre se mantuvo entre estas dos naciones aborrecimiento y enemistad implacable que dur? muchas edades, hasta que el valor de entre ambos se fu? perdiendo, juntamente con el Imperio del mar, y ces? la emulacion por cuya causa muchas veces con varia fortuna se combati?.

Pasa la armada ? la Natolia, y hecha la gente en el cabo de Artacio.

Con el peligro de la pendencia entre Catalanes y Genoveses, advirti? Andronico los que pudieran suceder, por tener dentro de la Ciudad diferentes y varias naciones armadas, y ofendidas, que con m?nos ocasion que la vez pasada vinieran sin duda ? rompimiento. Llam? ? nuestros Capitanes, y les explic? brevemente el fusto que tendr?a de ver sus armas en el Asia, amparando su miserables y Cristianos pueblos, oprimidos de los Turcos, y quitada la ocasion de nuevas pendencia y des?rdenes. Roger con sus Capitanes ofreci? que embarcar?a su gente luego. Pero para que su partida fuese con m?s gusto, y el ej?rcito quedase satisfecho, y seguro de tener en la armada ciertos los socorros y retiradas, le suplicaron nombrase por General de ella algun Caballero, ? Capitan que fuese de su nacion, para que dependiesen de ellos, temiendo que Andronico diese este cargo ? Griegos ? Genoveses; y fuera cosa peligrosa para su seguridad tener el socorro en poder de gente extra?a, con quien siempre hay emulacion y competencias; ocasion de graves pendencias y da?os, y m?s en los socorros de mar, tan sujetos ? las mudanzas del tiempo, que puede la ruindad y malicia de un General retardar el socorro, y hallar razon que disculpe y apruebe lo mal hecho, atribuyendo al tiempo y ? peligros imaginados su tardanza. Andronico cumplidamente satisfizo ? la demanda, dando el cargo de General de la armada con t?tulo de Almirante ? Fernando de Aones Caballero de conocida sangre, y gallardo por su persona, y juntamente quiso que se casase con una parienta suya, para que el nuevo parentesco diese m?s autoridad ? su cargo. El t?tulo de Almirante en aquel Imperio no era tan supremo como lo fu? entre nosotros, por que estaba sujeto al Megaduque, y de ?l recibia las ?rdenes. Mando el Emperador, que un insigne Capitan de Romeos que se llamaba Marulli, hombre de sangre y estado, fuese siguiendo las banderas de Roger con su gente, y Gregorio con la mayor parte de los Alanos hiciese lo mismo. Embarcose el ej?rcito en los nav?os y galeras de su armada, y atravesando el mar de Propontide, dicho hoy de Marmora, tomaron tierra en el cabo de Artacio, poco mas de cien millas lejos de Constantinopla, lugar acomodado para la desembarcacion de la caballer?a. A este cabo llama Montaner Artaqui, y los antiguos Artacio, no lejos de las ruinas de la famosa ciudad de Cizico.

Lleg? Roger con la armada, y supo que los Turcos aquel mismo dia habian querido ganar una muralla, ? defensa de media milla de largo, puesta en la parte que el cabo se continua con la tierra firme, y que dejaron el combate, mas por la fortaleza del sitio, que por el valor de los que la defend?an. Esti?ndese este cabo, desde esta defensa, ? muralla algunas leguas dentro del mar, y en ?l hay muchas poblaciones, y abundantes valles, f?rtiles colinas. Era en los tiempos antiguos Isla, pero despu?s se vino ? cerrar con las arenas.

Con el aviso cierto que Roger tuvo, de que los Turcos habian acometido el reparo y defensa del cabo, y que no podian estar muy lejos, di?se prisa ? desembarcar la gente, y envi? luego ? reconocer el campo de los enemigos, y dentro de pocas horas se supo como estaban alojados seis millas lejos entre dos arroyos, con sus mugeres, hijos y haciendas. En aquel tiempo los Turcos, no olvidados a?n de las costumbres de los Scitas, de qu?en se precian suceder, vivian la mayor parte, y la m?s belicosa en la campa?a, debajo de tiendas y barracas, mud?ndose seg?n la variedad del tiempo, y comodidades de la tierra. Tenian puesta su mayor fuerza en la caballer?a, gobernada por Capitanes y Pr?ncipes de valor, no de sangre, ? quien obedec?an m?s por gusto que por obligacion. Tenian perpetua guerra con los vecinos, sin ?rden militar, ? imitacion de los Alarabes, que hoy poseen el Africa. Esta forma de vivir tuvieron, desde que dejaron las riveras del rio Volga, y entraron en la Asia menor, hasta que la vileza de las naciones de la Asia, y Grecia les di? cr?dito y reputacion. A las Monarquias y naciones, sucede lo mismo que ? los hombres que nacen, crecen y mueren. Naci? Grecia cuando se defendi? de Jerjes, y cuando su valor deshizo el poder de tan numerosos ej?rcitos, y forz? al b?rbaro Monarca, que se retirase vencido, y pasase el estrecho de mar del Helesponto en una peque?a barca, que poco antes soberbio y desvanecido humill? con puente. Tuvo su aumento, cuando las armas de Alejandro pasaron m?s all? del Ganges, y los l?mites y fines inmensos de la misma naturaleza no lo fueron de su ambicion. Fu? su muerte, cuando las armas de los B?rbaros, por flojedad de sus Pr?ncipes, y poca fidelidad de sus Capitanes, le pusieron en dura servidumbre.

En este tiempo que Andronico ocupaba el Imperio de Oriente, los Turcos se dividieron, y hubo entre ellos algunas guerras civiles, pero por el consejo y autoridad de Orthogules se sosegaron, remitiendo ? la suerte sus pretensiones, que como reviere Gregoras, y Chalchondilas, se dividieron por suerte las Provincias entre siete Capitanes, pretensores todos al gobierno universal. Dio la suerte ? Caramano la parte mediterran?a de la Provincia de Frigia hasta Cilicia, y Philadelphia, aunque algun autor quiere, que este no fuese de los siete Capitanes, y que solo rein? en Caria: ? Carcano la parte Frigia, que se estiende hasta Esmirna: ? Calami y ? su hijo Carasi, la Lidia hasta Misia Bitinia, y las dem?s Provincias junto al monte Olimpo, cayeron en la suerte de Otomano, que en aquella edad comenz? ? ser temido, y ? levantar poco despu?s su Monarqu?a, venciendo y sujetando los dem?s Tiranos de las Provincias que vamos nombrando; con que qued? absoluto se?or y Pr?ncipe de todas ellas. La Patagonia, y las dem?s tierras que caen ? la parte del Ponto Euino, las ocuparon los hijos de Amurat. En esta forma hallaron los nuestros repartida el Asia, y ? los Turcos se?ores de ella: que fu? grande ayuda para nuestras victorias el estar sus fuerzas divididas.

Vencen los Catalanes y Aragoneses ? los turcos.

Por el aviso que Roger tuvo de como los Turcos estaban cerca, temiendo perder tan buena ocasion si advertidos de la llegada de los nuestros se previnieran, ? retiraran, junt? el campo, y en una breve platica les dijo, como el siguiente dia queria da sobre los alojamientos de los enemigos, f?ciles de romper por estar descuidados. Propusoles la gloria que alcanzarian con vencer, y que de los primeros sucesos nac?a el miedo, ? la confianza, y que la buena ? mala reputacion pendia de ellos. Mand? que no se personase la vida sino ? los ni?os, porque esto causase m?s temor en los B?rbaros, y nuestros soldados peleasen sin alguna esperanza d que vencidos pudiesen quedar con vida. Dispuesto el ?rden con que se habia de marchar, di? fin ? la platica. Oy?ronle con mucho gusto, y aquella misma noche partieron de sus alojamientos ? tiempo que al amanecer pudiesen acometer ? los Turcos. Guiaba Roger con Marulli la vanguardia con la caballer?a, y llevaba solos dos estandartes, en el uno las armas del Emperador Andronico, y en el otro las suyas. Seguia la infanter?a hecho un solo escuadron de toda ella, donde gobernaba Corbar?n de Alet Senescal del ej?rcito. Llevaba en la frente solas dos banderas, contra el uso comun de nuestros tiempos, que suelen ponerse en medio del escuadron como lugar m?s fuerte y defendido. La una bandera llevaba las armas del Rey de Aragon Don Jaime, y la otra las del Rey de Sicilia Don Fadrique; porque entre las condiciones que por parte de los Catalanes se propusieron al Emperador, fu? de las primeras, que siempre les fuese l?cito llevar por guia el nombre y blason de sus Pr?ncipes, porque querian que adonde llegasen sus armas, llegase la memoria y autoridad de sus Reyes, y porque las armas de Aragon lastenian por invencibles. De donde se puede conocer el grande amor y veneracion que los Catalanes y Aragoneses tenian ? sus reyes, pues a?n sirviendo ? Pr?ncipes extra?os, y en Provincias tan apartadas, conservaron su memoria, y militaron debajo de ella: fidelidad notable, no solo conocida en este caso, pero en todos los tiempos. Porque no se vi? de nosotros Pr?ncipe desamparado por malo y cruel que fuese, y quisimos m?s sufrir su vigor y aspereza, que entregarnos ? nuevo se?or. No fu? preferido el segundo al primog?nito. Siempre seguimos el ?rden que el cielo, y naturaleza dispuso, ni se alter? por particular aborrecimiento ? aficion, con no haber apenas Reino donde no se hayan visto estos trueques y mudanzas.

Pasaron los nuestros ? media noche la muralla, ? reparo que divide el cabo de tierra firme, y al amanecer se hallaron sobre los Turcos, que como en parte segura, y ? su parecer lejos de enemigos, estaban sin centinelas, reposando dentro de sus tiendas con descuido y sue?o. Cerr? Roger y Marulli con la caballer?a, meti?ndose por las tiendas y flacos reparos que tenian con grande ?nimo. Sigui?ronle los Almugavares con el mismo, dando un sangriento y dichoso principio ? la nueva guerra. Los Turcos ? quien la furia y rigor de nuestras espadas no pudo oprimir en el sue?o, al ruido de las armas y voces despertaron, y con la turbacion y miedo que semejantes asaltos suelen causar en los acometidos, tomaron las armas para su defensa, pero fueron pocos, divididos y desarmados, con que su resistencia fu? in?til y sin provecho contra el esfuerzo y gallardia de nuestra gente, que ya lo ocupaba todo. Pelearon los Turcos con desesperacion, viendo ? sus ojos despedazar y degollar ? sus m?s caras prendas, de gente que ni a?n por el nombre conoc?an. Alcanzose cumplid?sima victoria, dejando en el campo muertos de los Turcos tres mil caballo, y diez mil infantes. Los que quedaron vivos fueron los que reconociendo con tiempo el desorden y p?rdida, y que los Catalanes eran impenetrables ? los golpes de sus dardos, se pusieron en seguro con la huida, y el que querer muchos hacer lo mismo despu?s les caus? mas presto la muerte, por que ocupados en retirar sus hijos y mujeres, dejaban la batalla, y luego perecian. La presa fu? grande, y los ni?os cautivos muchos. Refiere Nic?foro, Griego de nacion, y enemigo declarado de la nuestra, el espanto y terror que caus? en los Turcos este primer acometimiento con estas mismas palabras: <> Nuestra gente sigui? el alcance poco rato, por no tener la tierra conocida, y volvieron aquella misma noche al cabo, por tener el alojamiento reconocido y seguro.

Retirase el ej?rcito par invernar en el cabo de Artacio sus alojamientos.

Dieron aviso al Emperador del buen suceso de su victoria, enviando cuatro galeras con riqu?simos presentes para entre ambos Pr?ncipes, Andronico y Miguel, y en nombre de los soldados se envi? ? Mar?a muger del Megaduque Roger lo m?s precioso y rico de la presa. Caus? notable admiracion entre los Griegos la brevedad con que se alcanz? tan se?alada victoria, y el pueblo la celebr? con alabanzas, libre del temor de los Turcos, que insolentes con las victorias alcanzadas de los Griegos de la otra parte del estrecho amenazaban la Ciudad, con los alfanges desnudos; pero casi toda la nobleza, que como fuera justo debiera mostrarse m?s agradecida ? tan grande beneficio, manifest? el veneno de sus ?nimos, que la envidia de la agena felicidad no di? lugar ? que se pudiese mas encubrir. Los privados de Andronico, y las personas de mayor estimacion de su nacion, comenzaron ? temer nuestras fuerzas, juzg?ndolas por superiores ? las que ellos tenian, y que dentro de casa tanto poder en manos de extranjeros era cosa peligrosa. Estas platicas y discursos las alentaba el Emperador Miguel, incitado de un oculto sentimiento que caus? en su ?nimo la victoria, porque algunos meses antes habia pasado el estrecho con un ej?rcito poderos?simo, y por miedo de los Turcos ? poca seguridad de los suyos, se retir? con gran p?rdida de su reputacion, sin travar ni a?n una peque?a escaramuza con el enemigo; y como los Catalanes siendo tan pocos vencieron ? los que ?l no se atrevi? acometer con tan excesivo n?mero de gente, de esto naci? su corrimiento, y de ?l un grande aborrecimiento y deseo de nuestra perdicion. Los Pr?ncipes sienten mucho que haya quien se les iguale en valor, y a?n en la dicha aborrecen ? quien se les aventaja, porque el poder no sufre virtud y partes aventajadas en ageno sujeto, y m?s cuando en su competencia sucede el aventajarse. Si una baja y vil emulacion de un Pr?ncipe en hacer versos caus? la muerte ? Lucano, ?Cu?nto mayor fuera si de valor y fortuna se compitiera? Y as? no se debe tener por Captan cuerdo el que intenta una empresa errada por su Pr?ncipe, si ya n quiere competir con el del Imperio.

Con el buen suceso que tuvieron no trataron de pasar adelante, ni seguir la victoria: cosa que les hizo perder reputacion, y fu? ocasion de hacer muchos excesos en aquella comarca, que irritaron gravemente el ?nimo de los naturales y Griegos. Cuando quisieron entrar la tierra ? dentro, comenz? el primer dia de Noviembre ? entrar con tanto rigor el invierno, con vientos frios y agua que les detuvo. Los rios por sus crecientes sin poderse vadear, la campa?a esteril llena de enemigos, los caminos dif?ciles por donde se habia de marchar para socorrer ? Philadelphia, eran causas bastantes para diferir cualquier empresa. Roger con el parecer y consejo de sus Capitanes se resolvi? de invernar en Cizico, lugar acomodado por la fortaleza del sitio, y abundancia de las vituallas, y porque el a?o siguiente fuese menos embarazosa la salida que si hubieran de partir de Grecia, y embarcar y desembarcar la caballer?a tantas veces, cosa de suyo tan molesta. Dieron luego aviso al Emperador de esta resolucion y aprob?la con mucho gusto, porque era lo que m?s le convenia, por tener el ej?rcito alojado en la frente del enemigo, y apartado de Constantinopla y de los dem?s pueblos Griegos, donde no falt?ran quejas y pesadumbre, aunque cerca de tres meses anduvieron alojados por Asia sin efecto, trabajando la tierra con insoportables contribuciones. Mand? Andronico que con mucha diligencia se llevasen por mar las vituallas que no se hallaban en el cabo, con que pasaron los nuestros un invierno muy apacible. El Megaduque Roger envi? con cuatro galeras por su mujer Mar?a. El ?rden que se tuvo en los cuarteles para escusar pendencias entre los soldados y sus hu?spedes, fu? el siguiente. Los soldados nombraron seis de su parte, y los de la tierra otros tantos, para que de comun parecer y acuerdo se pusiese precio ? las vituallas: porque encareci?ndose m?s de lo justo fuera gran descomodidad para los soldados, y d?ndose ? un precio muy bajo no resultase en notable da?o de los hu?spedes, ? m?s que falt?ra el comercio y provision ordinaria que acudia de todas partes con abundancia. Ordenose ? Fernando Aones Almirante, que con la armada fuese ? invernar ? la isla de Jio, puerto seguro y vecino de las Costas enemigas. Es el Jio isla de las m?s se?aladas del mar Egeo, por nacer en ella sola el Almaste, cosa que neg? naturaleza ? las dem?s partes de la tierra.

Ferran Jimenez de Aren?s se aparta de los suyos.

Las cosas de mar y tierra, concertadas en la forma dicha, se pasaba el invierno con sosiego y mucha conformidad, pero luego nuestras fuerzas se fueron enflaqueciendo con algunas divisiones y discordias civiles. Ferran Jimenez de Aren?s, caballero de gran linage, y buen soldado, se desavino con Roger sobre el gobierno de sus gentes, y pareci?ndole desigual la competencia, se apart? del ej?rcito con los suyos, y volvi?ndose ? Sicilia, pasando por Athenas se qued? ? servir ? su Duque, que le recibi? agradecido, y honr? con cargos militares, en cuyo servicio se detuvo hasta que la necesidad de sus amigos en Gal?poli le llam? y volvi? ? juntarse con ellos, aventurando como buen caballero la libertad y la vida. Pachimerio dice, que la ocasion de apartarse Ferran Jimenez de Roger fu?, porque muchas veces le advirti? que reprimiese y castigase los soldados, y como vi? que en esto no andaba como debia, se apart? de su compa??a con los que le quisieron seguir. ?Notable fuerza de inclinacion, que apenas se apartaba el peligro de las armas extranjeras, cuando ya las competencias y guerras civiles se encendian entre ellos!.

En abriendo el tiempo, el Megaduque Roger, y su muger Mar?a se fueron ? Constantinopla con cuatro galeras ? tratar con el Emperador de la jornada, y ? pedirle dinero para hacer pagamento general antes que el ej?rcito saliese en campa?a. Miguel estaba en Constantinopla, y queriendo Roger visitarle y darle razon de lo que pensaba hacer aquel a?o, no le di? lugar, porque se ten?a por ofendido del mal tratamiento que habia hecho ? los de Cizico sus vasallos. Esto dice Pachimerio. Lo cierto es, que Roger alcanz? de Andronico el dinero con tanta largueza, que pudo dar dobladas pagas; liberalidad grande, si la falta de hacienda y dinero con que se hallaba, permitiera que se le pudiera dar este nombre. Ti?nese por virtud her?ica en un Pr?ncipe la liberalidad si en ella concurren dos calidades, tener que dar, y que se lo merezca ? quien se d?, y cualquiera de estas dos que falte no es liberalidad sino injusticia; y as? aunque Andronico reparti? las mercedes en personas de grandes merecimientos, como le falt? la primera calidad, que es tener que dar, t?vose por muy excesivo este donativo, y por hierro muy grave, porque estaba el fisco y c?mara Imperial tan destruida, que no podia acudir ? las pagas ordinarias, ni ? otros gastos forzosos del Imperio. No hay cosa mas perniciosa que el dinero recogido para la defensa comun, desperdiciarle en gastos voluntarios, y cuando la necesidad aprieta, acudir ? nuevas impuestos y pechos, dando por razon y causa justa el aprieto la falta que nace de sus excesos y demas?as. Las imposiciones son justas, cuando es forzosa la necesidad que obliga ? ponerlas, pero cuando el Pr?ncipe consume la hacienda con d?divas ? gastos impertinente y excesivos, ninguna justificacion pueden tener, pues solo proceden de sus des?rdenes ? descuidos.

Trataron Roger, y el Emperador de c?mo se habia de hacer la guerra aquel a?o, y Andronico solo le encarg? el socorro de Philadelphia, lo dem?s dej? al arbitrio de los demas Capitanes y suyo; porque desde lejos y antes de las ocasiones mal se puede ordenar lo que conviene, ni tomar parecer cierto en cosas tan inciertas y varias como se ofrecen en una guerra. Dej? Roger ? su mujer Mar?a en Constantinopla, y naveg? con sus cuatro galeras la vuelta del cabo el primer dia de Marzo del a?o mil trescientos tres. Luego que lleg? se pasaron las cuentas con los hu?spedes, tomose muestra general, y se hall? que los soldados en poco m?s de cuatro meses, que fu? el tiempo que invernaron, habian gastado las pagas de ocho, y algunos de un a?o. Sinti? Roger el exceso y desorden de los soldados, que como Capitan prudente y pr?ctico, conoci? el mal, aunque como dependia su autoridad del arbitrio de los soldados, no se atrevi? ? poner el remedio que convenia, porque no se disminuyese ? perdiese. Mal puede un Capitan conservar un ej?rcito con puntual y estrecha obediencia, si el poder y fuerzas con que los ha de castigar le dan ellos mismo; de que nace la insolencia y libertad.

Roger conociendo el tiempo, satisfizo los hu?spedes, pagando todo lo que habian gastado en mantener los soldados, y no quiso se les descontase de su sueldo; y as? les qued? libre el dinero de las cuatro pagas, que luego les di?, y tomando Roger sus libros de las raciones y cuentas, donde constaba de los gastos excesivos que los soldados habian hecho, los quem? en la plaza p?blica de Cizico, con que quedaron todos obligados y agradecidos ? su liberalidad. Los autores Griegos dicen que Cizico y toda su comarca qued? destruida por las crueldades y robos de los Catalanes, y que temiendo el Emperador Andronico que Roger no alargase el salir en campa?a, por la mala disciplina y poca obediencia de los soldados, envi? su hermana ? los ?ltimos de Marzo ? Cizico, para que exhortase ? Roger su yerno saliese con el ej?rcito, pues el tiempo y la ocasion convidaban ? la guerra, y los soldados recien pagados saliesen con m?s gusto.

Parte el ej?rcito ? socorrer ? Philadelphia y vencen ? Caramano Turco General de los que la tenian sitiada.

El deseo que ten?a Roger de salir en campa?a, ayudado de la persuasion de su suegra, hizo que luego se pusiese en ejecucion la salida, y as? se se?alo para los nueve de Abril. Estando apercibi?ndose ya todos para el viaje, dos Massagetas ? Alanos esperando en un molino que les moliesen un trigo, llegaron algunos Almugavares ? tratar con descompostura una mujer que estaba dentro ? tomar la harina, salieron ? la defensa los Alanos, y entre otras razones que dieron contra Roger su capitan fu? decir: que si les daban tales ocasiones, harian del Megaduque Roger lo que hicieron del gran dom?stico. Este fu? Alejos Raul, que en una fiesta militar le mataron estos ? traicion de un flechazo. Refirieron estas palabras ? Roger, y por su mandado ? consentemiento aquella misma noche los Almugavares dieron sobre los Alanos, y si la oscuridad de la noche y el cuidado de los vecinos nos les defendiera, los degoll?ran todos. Murieron muchos, y entre ellos un mozo valiente hijo de George, cabeza de los Alanos. A la ma?ana volvieron ? troparse, y quedaron los Catalanes superiores habiendo muerto m?s de 300 Alanos; y si no temiera ? los vecinos de Cizico, ? quien por los malos tratamientos tenian irritados, que no tomasen las armas, y se pusiesen de parte de los Alanos, lo hubieran sin duda degollado ? todos. Por este caso se apart? la mayor parte de los Alanos del ej?rcito de Roger; solo quedaron con ?l hasta mil, que con promesas y ruegos los detuvieron. Roger quiso con dinero aplacar al padre por la muerte del hijo, pero Gregorio menospreci? el dinero, y al agravio del hijo muerto se a?adi? la afrenta del ofrecimiento: con que el b?rbaro qued? irritado, aunque encubri? la ofensa para mayor venganza.

Este suceso alarg? la partida hasta los primeros de Mayo, que salieron de Cizico seis mil con nombre de Catalanes, mil Alanos, y las compa?ias de Romeos debajo del gobierno de Marulli; pero todos sujetos, y ? ?rden de Roger. Iva tambien Nastago gran Primicerio. Llegaron con estas fuerzas ? Anchirao, y de all? con gran valor y confianza, que s? lo dice Pachimerio, fueron ? sitiar ? Germe; lugar fuerte donde los Turcos estaban, y entendida por ellos la resolucion, con sola la fama de su venida dejaron el lugar, y se retiraron. Pero no pudo ser esto tan ? tiempo, que su retaguardia no fuese gravemente ofendida de los Catalanes. De all? pasaron ? otro lugar que la historia de Pachimerio no le nombra, solo dice que estaba dentro para su defensa Sausi Crisanislao famoso soldado y Capitan de B?lgaros, ? quien mand? ahorcar con doce de sus soldados los m?s principales, sin decir con certeza la ocasion de este castigo; solo se presume, que habrian defendido mal algun lugar que estaba ? su cargo, ? entregado alguna fortaleza, y queriendo Sausi disculparse atraves? razones con Roger, que le movieron ? meter mano ? la espada, y herirle, y despu?s fu? entregado ? los que le habian de ahorcar. Los Capitanes Griegos detuvieron la ejecucion, y alcanzaron de Roger el perdon; porque le advirtieron el disgusto que tendria el Emperador Andronico si castigase un hombre de tanta calidad, y tan buen soldado, sin haberle dado razon. Era Crisanislao uno de los capitanes B?lgaros que prendi? Miguel padre de Andronico en la guerra de la Chana, y detenido gran tiempo en prision fu? puesto en libertad por Andronico, y honrado en cargos militares, y en gobiernos de Provincias, y ent?nces se hallaba en esta parte de Frigia ocupado en servicio del Emperador. Luego de all? pas? el ej?rcito ? Geliana camino de Philadelphia, donde le llego aviso ? Roger de algunos lugares fuertes que ocupaban los Turcos, signific?ndole la violencia que padec?an, y por carta le suplicaban les ayudase, pues eran Romeos que se dieron ? la fuerza del tiempo, y que se querian levantar contra los enemigos.

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