Read Ebook: La fee triunfante en quatro autos Celebrados en Mallorca por el Santo Oficio de la Inquisición en que han salido ochenta y ocho reos y de treinta y siete relajados sólo hubo tres pertinaces. by Garau Francisco
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Mart?n Segu?, Notario, Escribano Mayor de la Curia Civil y del Juzgado de bienes confiscados.
Con la actividad celosa, e incesante aplicaci?n a tan fatigosas tareas, sin dejar de acudir a otros muchos importunos incidentes, que forzosamente ocupaban si no divert?an, llegaron a tener ochenta y ocho causas de Fe conclu?das, votadas, consultadas y despachadas para la ejecuci?n, en tres a?os, sin otras muchas, que es veros?mil, que por falta de probanzas no saldr?an. Y as? para los siete de Marzo del a?o corriente de 1691, d?a del glorios?simo Dr. de la Iglesia y Defensor de la Fe, Sto. Tom?s de Aquino, y d?a en que tres a?os antes hab?a sido la prisi?n de los embarcados, se mandaron levantar tablados, en la capac?sima Iglesia de los Religios?simos Padres de Sto. Domingo: uno a la parte de la Ep?stola en igual plano de la pea?a del Altar, que se hab?a revelado sobre el pavimento de la Iglesia nueve gradas, y en este tablado adornado ostentosamente estuvieron bajo dosel carmes? con magestad de Tribunal, los Se?ores Inquisidores comenzando por la parte de arriba el m?s antiguo. En frente de ?ste, a la parte del Evangelio, sobre la misma l?nea de pavimento se levantaban como aparador, ocho gradas de maderaje desnudo hasta rematarse en la pared para asiento de los reos, con proporcionado soslayo que los expon?a al registro y curiosidad de casi toda la iglesia. De esta parte se desprend?a un corredor con barandado basto, que era la calleja de amargura por donde se hab?an de conducir los Reos a oir sus sentencias en una como jaula bolada, hacia el frente del Altar, en proporcionada distancia. A uno y otro lado se hab?an hecho otros tablados m?s bajos, que esplay?ndose en las Capillas colaterales, sal?an a ocupar casi todo el espacio que corre entre las espaldas del Coro bajo, y las Capillas. El primero y segundo de la parte del Evangelio se celaban con celos?as para embozo respetuoso de la autoridad del Ilustr?simo Sr. Marqu?s de la Casta, Virrey y Capit?n General de este Reino, y los Muy Ilustres Se?ores Jurados, el Sr. Marqu?s del Belpuche D. Alberto Dameto y Espa?ol, Antonio Custurer y Garriga, D. Juan Bautista Bordils y Truyols, Ciudadanos militares; Francisco Ca?ellas, Pedro Andr?s Campos, Mercaderes, y Joaqu?n Bassa, Cirujano, que con otros personajes de la Ciudad, ocupaban el primero; autorizando el segundo el Muy Ilustre Cabildo de esta Catedral. En los de enfrente se luc?a la Nobleza Mallorquina en las m?s principales Se?oras que los ocupaban. Todo el Templo estaba magestuosamente adornado con ricas colgaduras de damasco y terciopelo carmes?, y atestado todo de lo m?s lucido y grave de la Ciudad, sin haber tribuna, coro, ni sobrecoro que no estuviera lleno, ocupando autorizadamente la primera tribuna de la Ep?stola el Ilustr?simo y Reverend?simo Sr. D. Pedro de Alag?n, Arzobispo Obispo de Mallorca.
Llegado pues el dicho d?a siete de Marzo fueron conducidos de muchos Familiares por entre innumerable gent?o de todo sexo, estado y edad, desde la Inquisici?n hasta el dicho Templo de Sto. Domingo, veinte y cinco reos, cerrando la procesi?n los Muy Ilustres Se?ores Inquisidores asistidos de una grav?sima comitiva de Reverend?simos Calificadores y Familiares Nobil?simos, que habiendo tomado todos lugar en sus puestos, y comenzada la Misa seg?n costumbre, se pas? a leer las sentencias a los Reos que son los siguientes:
REOS RECONCILIADOS EN FORMA CON abjuraci?n formal: en el Auto primero de 7 de Marzo 1691
REOS PENITENCIADOS EN EL MISMO Auto de 7 de Marzo 1691 y abjuraron de levi.
REOS PENITENCIADOS POR OTROS cr?menes, el mismo d?a 7.
Le?das todas las sentencias se hizo la abjuraci?n y reconciliaci?n a su tiempo, y concluida la Misa, como se acostumbraba se restituy? el Tribunal con la misma comitiva que antes, a su casa, bien que por otras calles y con menos dificultad que a la ida por haber despejado ya en gran parte el n?mero excesivo de gente que hab?a acudido a la funci?n. All? en la pieza del Tribunal el Muy Ilustre Sr. D. Jos? Hualte, en presencia de lo m?s calificado del acompa?amiento, les propuso a los Reos, con tal viveza de razones, gravedad de estilo, solidez de textos sagrados, energ?a valiente y acrimon?a poderosa y compasiva, la miseria, fealdad, horror y abominaci?n de sus cr?menes singulares, que pudiera serles aquella reprensi?n el m?s penoso castigo a no templ?rsela quien se la daba, en su m?s dulce y saludable medicina. Al otro d?a, que cont?bamos ocho, pasearon las calles ordinarias, montados en sus jumentos, con coroza, y espaldas desnudas los cinco condenados a azotes, que les asent? seg?n dicen, con poca piedad el verdugo. A esta procesi?n de azotados fue sirviendo el oficio de Alguacil mayor Don Diego Embid de Moros, con su vara levantada, y a su lado, Don Juan de la Puebla en dos bellos caballos, ricamente aderezados, acompa??ndoles muchos Familiares de autoridad.
AUTO SEGUNDO DE FE CELEBRADO EN MALLORCA AL PRIMERO DE MAYO 1691.
Por los ?ltimos de Abril tomada la resoluci?n en el Tribunal para celebrar el segundo Auto, y relajar en ?l, aunque particular, contra la costumbre hasta ahora inconcusa, los Reos a la Justicia, y brazo seglar y dadas las comisiones oportunas, se pas? a participar el acuerdo al Ilustr?simo Se?or Marqu?s de la Casta Virrey y Capit?n General de este Reino: al Ilustr?simo y Reverend?simo Se?or Don Pedro de Alag?n, Arzobispo Obispo de esta Ciudad: al muy Ilustre Se?or Conde de Santa Mar?a de Formiguera, como a Procurador Real y Mayordomo m?s antiguo de la Cofrad?a de San Jorge consistente del brazo militar de este Reino, que hoy merit?simamente le gobierna como Lugarteniente interino de Virrey, y Capit?n General, no solo por la naturaleza del oficio de Procurador Real, sino por especial nominaci?n de su Magestad, que para calificado abono de sus m?ritos, quiso hacer esta singular demostraci?n de soberano agrado: al Ilustr?simo y Reverend?simo Se?or Obispo de Oropi, como a Decano del Cabildo: al muy Ilustre Se?or Marqu?s de Belpuche, entonces Jurado en Cap. de esta Ciudad, para que como Cabezas de sus gremios lo participara cada uno al suyo. As? mismo se particip? dicho acuerdo a la Real Audiencia y al muy Ilustre Se?or Don Diego Li?an y Mu?oz su Regente, noticiando a todos, que el d?a primero de Mayo estaba destinado para el Auto. Pasaron algunas sutilezas; sobre los m?s delicados ?pices de la etiqueta, como en cosa tan nueva, entre los Tribunales del Santo Oficio y de la Real Audiencia, que facilit? y ajust? y compuso el celo com?n de la exaltaci?n de la Fe y la prudencia, arte y discreci?n de quien manej? estos negocios. Y habi?ndose entendido por parte del Procurador Real, que hab?a de haber algunos relajados a la Justicia y brazo seglar, mand? levantar un brasero de ochenta pi?s en cuadro y ocho en alto y disponer en ?l a buena proporci?n, veinte y cinco palos con su tablita para asiento de los que hab?an de morir a garrote y prevenir la le?a necesaria para tan grande hoguera. Eligi? para esto un campo yermo, que se ensancha espacioso entre Lazareto, est? sobre la orilla del Mar y las faldas del collado, que llaman del Castillo de Bellver: as? por la capacidad del puesto, como por la distancia de la Ciudad, para que no sintiera la pesadumbre del humo. Aunque otros glosaban hab?a sido oculta Providencia Divina, que suavemente dispon?a para su desenga?o a los Reos, que murieran casi en el propio lugar, que hab?an escogido, para el embarco en la fuga: y supieran los venideros o los que queden, que sabe Dios hacer braseros en que arda, donde busc? la perfidia su escape, en que navegara para obstinarse proterva.
Disp?sose el Templo de Santo Domingo en la misma forma, hermosura y adorno que para la otra vez, solo que para mayor lucimiento se le a?adi? a mano derecha al entrar, un tablado grande y muy salido para los Caballeros de la Cofrad?a de San Jorge, y dos barandas de madera que tirando con la anchura de una buena puerta casi desde la entrada de la Iglesia, se iban ensanchando hasta los remates del Coro bajo y serv?an de valla a la innumerable multitud del vulgo, y de comodidad y desahogo de las Se?oras, que estaban dentro; y para m?s seguridad defend?an la entrada con su mucha autoridad, y conocida nobleza el Se?or Don Agust?n Gual, y el Se?or Don Antonio de Ver?.
El s?bado que cont?bamos 28 de Abril, a las tres de la tarde acudi? a la Inquisici?n lo m?s docto, grave, autorizado y religioso no solo de todas las Ordenes regulares y singularmente todos los Sacerdotes de los dos Colegios que tiene en esta Ciudad la Compa??a, por el frecuente ejercicio que en todas partes tiene esta Religi?n, de ejercer tan piadoso ministerio; pero a?n de los Doctores seculares de casi toda la Isla, o por lo relevantes de sus prendas, o por ser ministros del Santo Tribunal. Hab?amos sido convocados de antemano a fin, de que notificadas las sentencias, asisti?ramos a los Reos, y los fu?ramos disponiendo, esforzando y confirmando a morir en la F? verdadera con piadoso y cristiano valor. Empez? pues el Muy Ilustre Se?or Don Pedro Guerrero de Bola?os, Inquisidor Apost?lico, asistido de Don Juan de la Puebla, Secretario del Secreto, a llegarse al fallo, y entrando en el encierro de Pedro Onofre Cort?s de Guillermo, alias Moxina, le notific? que habi?ndose visto y comunicado su causa con personas muy doctas, de grandes letras y ciencia, siendo sus delitos tan graves y de tan mala calidad, se hab?a hallado, y juzgado, que para ejemplo de ellos hab?a de morir el martes siguiente; as? que se previniese, y apercibiese; y para que lo pudiese hacer como conven?a, le dejaba all? tres religiosos. Saliendo el Se?or Inquisidor dej? encargada la guarda de aquel Reo a dos Familiares, pasando luego a hacer lo propio con los otros, quedando en breve veinte y un Reos con la notificaci?n de su muerte, y asistencia de Sacerdotes en la misma conformidad.
Cogi?les a los m?s como de improviso esta fatal notificaci?n, habiendo vivido casi todos vanamente esperanzados en la que llamaban piedad del Tribunal: sin querer atender, ni a la conminaci?n que se les hab?a hecho en el a?o pasado de 1679, ni a la gravedad, y atrocidad del delito, que ya de primera vez ped?a de justicia la muerte, a no interceder por ellos la misericordia de la Santa Iglesia. A cuantos el primer delito, aunque tanto menor que ?ste, los lleva de contado al ?ltimo suplicio? Y para su desenga?o, es cierto que en la ley vieja, el m?s manso de los hombres de su siglo, Mois?s veng?, y castig? el primer desm?n de idolatr?a en el becerro con el ?ltimo suplicio de muerte violenta, en pasados de veinte mil israelitas: y a?n no se di? por desenojado del todo Dios, como consta en el Cap?tulo 32 del ?xodo. Por donde se convence, cuanto es m?s benigna a?n la justicia de la ley nueva, que la mayor mansedumbre de la vieja. Sin embargo por gran rato se hubo de batallar en casi todos los Reos, primero con el dolor, y la pena de haber de morir tan en breve como dec?an, y m?s en manos de un verdugo, como agriamente ponderaban con vehementes lamentos en especial las mujeres. Pasado aquel primer ?mpetu de sentimiento se fueron disponiendo los m?s para una Confesi?n verdadera, haci?ndose admirar y adorar p?amente en muchos la eficacia de la misericordia de Cristo JESUS, que en la comprensi?n de su ciencia y extensi?n infinita de su caridad inmensa, no solo rog? por los que le hab?an puesto en la Cruz con barbaridad y fiereza; pero a?n con eficacia por muchos de los que previa le hab?an de negar con ignominia.
En algunos pocos se hubo de lidiar con los errores, siendo tan f?cil el convencerlos, cuan dif?cil el hacerles confesar que lo estaban. Pero en fin, obrando la raz?n, y la gracia a lo que se puede creer, todos confesaron sus enga?osos delirios, exceptos solos dos que quisieron estar pertinaces. Estos fueron mi recomendado Pedro Onofre Cort?s de Guillermo, alias Moxina, a quien me toc? asistir por orden del Tribunal, junto con el Reverend?simo Padre Fray Lu?s Coll, Examinador Sinodal y Guardi?n que fue del grav?simo Convento de San Francisco de As?s y con el Padre Diego Garc?a, Catedr?tico de v?speras de Teolog?a en este Colegio de Montesi?n de JESUS; y el otro protervo fue Miguel Valls, alias de Campos, que estaba encargado al Reverendo Padre Presentado Fray Vicente Pellicer, de la Religi?n de Santo Domingo, al Reverendo Padre Fray Benito Alomar, de la Orden de los M?nimos, Lector de Teolog?a en su Religi?n y al Padre Pedro Bol?s, de la Compa??a de JESUS. Hab?an ambos estado, a lo que ellos dec?an, por lo menos en lo exterior hasta entonces reducidos y hac?an ahora tema de su terquer?a obstinada. Ten?an a la verdad entrambos buen entendimiento pero sin m?s cultivo que el de su negociaci?n, sin m?s letras que saber leer y escribir y sin m?s doctrina de su ley caduca ya y fenecida, que lo que bastaba para errar y perderse Sab?an cuatro textos de la Biblia Castellana, m?s por tradici?n que por estudio, mal truncados, peor entendidos, a cuya letra quer?an estar tan asidos que neg?ndose al esp?ritu de ella hu?an la vida que ?l les daba y abrazaban la muerte que en ella se propon?an. Apret?seles con razones y con textos en s?lida explicaci?n de los suyos y con profec?as innegables de las verdades cat?licas. Mas, ?c?mo ha de entrar la F? sin la p?a afici?n? C?mo se ha de cautivar el entendimiento, donde la soberbia reina? O c?mo a de confesarse convencido el entendimiento, cuando arrestada a su perdici?n la voluntad, hace punto y gala de ser pertinaz y obstinada?
Y como la Madre de Misericordia, no tiene coraz?n para negar su piedad a los ruegos verdaderos, fueron millares los que un?nimes con notable ternura y afecto se lo pidieron, estoy creyendo firmemente, que por esta puerta entr? la luz y el calor, que empez? a esparcir las tinieblas y a derretir el duro hielo de su obstinada pertinacia. Sent?me a su lado en la escalera, como los dem?s con los suyos y con voz compasiva y amigable le ponder? lo mucho, que le iba en creerme. O?ame ya en esto con sosiego, que fue la primera se?a de su conversi?n y pidi?me, que se lo dejara pensar un poquito: apret? con que el tiempo era corto y en fin le fu? disponiendo, como Dios me ayud? y su Madre y al cabo de rato, hall?ndome precisado a dejarle por un corto espacio, declar? el estado en que se hallaba y se lo encomend? al Reverend?simo Padre Maestro Fray Pedro Juan Nicolau Exprovincial de los Vitorios y Calificador del Santo Oficio, a cuyo esp?ritu hab?a Dios destinado la victoria, haci?ndole declarar a poco rato por cat?lico. Bien que se puede creer, no dejar?a de ayudar a ello el buen ejemplo de su compa?ero en la pertinacia Miguel Valls, quien con la asistencia del espiritual?simo Padre Presentado Fray Vicente Pellicer de Santo Domingo, tuvo la dicha de ser el primero, que logr? en su casa la intercesi?n del Santo Patriarca, a ruegos de tan buen hijo, a que ayudaron no poco los dem?s nombrados asistentes y la actividad del Padre Jaime Custurer de la Compa??a de JESUS. Fu? de inexplicable consuelo para todos la conversi?n de este hombre, por lo que pod?a conducir a confirmar en la Santa Fe a sus compa?eros y por el gran concepto, que de ?l ten?an: ya que porque siendo naturalmente elocuente, sab?a exprimir mejor la fineza de su conversi?n, el dolor de sus errores y la viveza de su Fe verdadera. Confes?ronse Sacramentalmente los dos convertidos y fu?ronse disponiendo para la muerte en las pocas horas, que les quedaron de vida. Sucedi? esto mientras se le?an las sentencias y despu?s que el Reverend?simo Padre Presentado el Padre Fray Antonio Pons, Calificador del Santo Oficio, Examinador Sinodal y Prior de su Religios?simo Convento de Predicadores, predic? un Serm?n, que merec?a la imprenta, si su mucha humildad no le negara a la luz.
Acab?ronse de leer las sentencias y luego el Juez real, el Se?or Don Jos? Calvo y Monreal Juez de Corte m?s antiguo, que hab?a asistido a oirlas en silla igual, dos cuerpos distante de las sillas de los Se?ores Inquisidores, pero en el mismo tablado y antes del banco colchado de los Secretarios del Secreto, verbalmente avisado por el Tribunal, sali? de la Iglesia y se fue a la plaza, que llaman de la Corte donde ten?a levantado su tablado, bajo un pabell?n alegre o quitasol con silla, mesa y recado de escribir, donde hab?a de esperar, que se le hiciera la entrega. Sigui?le despu?s la procesi?n de los Reos, asistidos de sus Religiosos y Sacerdotes, que a sus veces les iban exhortando a actos her?icos de Fe, Esperanza, Caridad y Contrici?n. Cerraban las filas el Se?or Don Gaspar de Puig de Orfila, Alguacil mayor con su vara alta y Don Manuel Jim?nez de Soto mayor, Secretario m?s antiguo; quien despu?s de subidos al tablado de la plaza y de las salutaciones rec?procas, hizo en voz la entrega de parte del Tribunal y di? nota de los Reos en papel. Escribi? y di? el Juez Real a todos los veinte y un Reos la sentencia e intim? por su fiscal la sentencia de muerte a vueltas de un garrote y de ser quemados e incinerizados despu?s. Estaba ya enfrente de este tablado en la ventana entoldada de terciopelo carmes? de la Universidad o casa de la Ciudad el Ilustr?simo Se?or Virrey Marqu?s de la Casta y todos los muy ilustres Se?ores Jurados con otros Caballeros de la primera graduaci?n y al querer bajar del tablado con mi penitente me pareci? deb?a a vista de innumerables personas, que nos atend?an, volver por la honra de mi encomendado Pedro Onofre Cort?s, ya cat?lico y as? despu?s de haberle hecho pedir perd?n del esc?ndalo y rogado a todos encomendaran a Dios su alma, le hice hacer una breve protestaci?n de la Fe, adorar devotamente la Imagen sagrada de JESUS crucificado, que llev? siempre en las manos. Mont?ronle en un jumento y empez?se la procesi?n hacia el brasero y aunque era el calor excesivo, el polvo como niebla espesa y el trecho largo de m?s de dos mil pasos, ni les falt? jam?s quien les exhortara, ni en las calles, plazas y campos, quien les oyera, llenara y embarazara el camino. Ser?an entre cuatro y cinco de la tarde, cuando se lleg? al brasero: donde se vieron juntas pasadas de treinta mil almas; habiendo concurrido de todo el Reino muchos de la payes?a a la extra?eza de la funci?n. Estaba aquel dilatado espacio, ocupado todo de muchas tiendas, tablados, coches, calesones, carros, que por entre la gente hicieran una alegre perspectiva a no ser tan funesta la funci?n. Reconcili?ronse Sacramentalmente todos de nuevo con viv?simas muestras de dolor verdadero en loables prendas de su eterna salvaci?n. Singular?zose entre todos Francisca Forteza, pues a la ?ltima vuelta del garrote, pronunci? el dulc?simo nombre de JESUS, como lo hab?a prometido, en protestaci?n de su Fe y de su amor. Acab?se con todos y puestos sus cad?veres sobre la le?a, pegado el fuego, se abrasaron en breve y consumieron todos.
REOS RELAJADOS EN EL SEGUNDO AUTO el d?a primero de Mayo de 1691
AUTO TERCERO DE FE CELEBRADO EN MALLORCA A 6 DE MAYO 1691.
Echas las mismas diligencias, pre?mbulas al Auto pasado, para el que se hab?a de hacer a 6 de Mayo el viernes a las cuatro por la tarde, los dos Muy Ilustres Se?ores Inquisidores Apost?licos, con asistencia del Secretario Jaime F?bregas, corrieron los encierros y notificaron con la misma solemnidad a catorce Reos, que hab?an de morir el Domingo siguiente a seis; dej?ndoles encargados, para que les dispusieran, a tres o cuatro Sacerdotes, que se aplicaron con celo a la salvaci?n de sus almas. Corrieron en lo dem?s las cosas como en el otro Auto, siendo en ?ste solo catorce los relajados en persona y otros siete en est?tua o en sus huesos. A?adi?se a la celebridad del auditorio en la Iglesia, al lado del Ilustr?simo Se?or Virrey, la benigna y grata asistencia del Excelent?simo Se?or Marqu?s de Legan?s, que hall?ndose aqu? de paso para el gobierno de Mil?n se dign? autorizar el Auto en lo m?s lucido de su nobil?sima comitiva. Predic? este d?a el Serm?n, muy igual a su esp?ritu, eficacia y doctrina el Reverend?simo Padre Fray Antonio Barcel?, Calificador del Santo Oficio, Examinador Sinodal y Provincial de San Francisco de As?s, en la Provincia, que tiene su Religi?n en estas Islas.
Digamos ahora lo singular de los Reos, en quien se quiso manifestar ostentosamente triunfante, no menos la misericordia, que la Justicia Divina. La misericordia se luci? en las clar?simas se?as de predestinaci?n, que hizo sobresalir en los once Reos, singularmente en las mujeres y con revelancia en Beatr?z Cort?s, mujer de Melchor Jos? Forteza, que logr? con dichosa piedad su notable caudal, en el sacrificio de sus buenas prendas y vida en lo mejor de su edad: en Isabel Aguil?, mujer de Pedro Juan Aguil?. Causaba l?grimas de consuelo el oirle a ?sta con tanto agrado, devoci?n y dulzura sacrificar a JESUCRISTO su juventud, sus prendas, sus hijos y su vida: protestando, que sent?a en el alma no poderla perder mil veces, en desagravio de las ofensas, que reconoc?a haber hecho a su Redentor, cuyo perd?n esperaba, por los m?ritos de su sangre y por la intercesi?n del amparo de pecadores MARIA, cuyo tierno amor, dec?a, que nunca hab?a podido arrancar de su coraz?n. Adoraba con devota piedad su Rosario y una medalla de indulgencia para aquella hora, que le d?: llegando a la Iglesia, se volvi? de suyo a uno y otro lado de las Se?oras, entre quienes pasaba, pidi?ndoles por amor de Dios una AVE MARIA: y en fin entre her?icos actos de las m?s necesarias virtudes, continu? su camino hasta quedar muerta en el palo, si as? lo puede decir la piedad, como un Angel. Fu? tan notable la compasi?n, que se mereci? con muchos, que la generosa piedad del Excelent?simo Se?or Marqu?s de Legan?s, no pudo dejar de probar la mano, interponiendo su autoridad con recaudo a los Se?ores Inquisidores, para que, si fuese posible, se le perdonara la vida. Y soy testigo, porque fu? mandado a volver la respuesta, de las veras con que lo tom? su Excelencia y las muchas, fuertes y vivas razones, que le hizo motivar su noble piedad y soberana direcci?n para replicar a la respuesta, que fue precisa, de que era ya del todo imposible por los altos y grandes motivos, que no dejaba de conocer su gran comprensi?n de su Excelencia.
Era Rafael Valls un hombre de buen caudal, pero de dur?simo juicio: quien por ganar el cr?dito de Rabino y or?culo entre todos, se hab?a revestido de la Secta de los Est?icos C?nicos con apariencia de algunas virtudes morales, como templanza, moderaci?n, equidad en los tratos y una insensibilidad tan afectada, que apenas dejaba rastrear lo interior. Mas nunca pudo encubrir bien la rabia, ni la soberbia, con que se resist?a a la luz de Dios y le precipit? a la fatalidad de su fin. Estoy para decir, que aunque muri? Jud?o, no fue por serlo del todo de entendimiento, ni a?n por quererlo de veras ser, sin? por quererlo parecer. Rastre?se que le entr? el Diablo, con que habiendo ?l sido su principal ministro y ocasi?n de la infamia, delitos y muerte de tantos, no cumpl?a con su punto, si se desdec?a de su error o no mor?a pertinaz. Mu?veme a esto, el que no parece posible, que tantos argumentos, que no solo convenc?an al Reverend?simo Padre Fray Rafael Riutort Provincial de los M?nimos, Calificador del Santo Oficio y Lector Jubilado; al Padre Presentado Fray Vicente Pellicer de Santo Domingo, al P. Jaime Custurer, Lector de Filosof?a en este Colegio de Montesi?n de la Compa??a de JESUS, a cuantos le asist?amos, sin? a?n a los Doctores mayores de la Iglesia, cuyos eran los argumentos. Convenciendo, pues digo a tantos ingenios, parece imposible, a ?l no solo no le convencieran, pero ni a?n le hicieran duda, como varias veces me respondi? o por decirlo mejor, me minti?. Sea lo que fuere ello, se trabaj? con ?l incesantemente, d?as y noches, con todo g?nero de argumentos, razones y medios, no qued?ndole que poder alegar en su defensa, en el juicio de Dios, como lo dec?amos, mas todo lo frustr? su pertinacia y la equidad de la Justicia Divina que prevista aqu?lla, le destin? como a otro Judas para v?ctima sangrienta de su just?simo desagravio.
Casi lo mismo les pas? al Reverend?simo Padre Fray Pedro Juan Nicolau, Lector Jubilado en Teolog?a, Calificador del Santo Oficio y Ex-Provincial de esta doct?sima Provincia de los M?nimos: Al Padre Sebasti?n Sabater Ex-Catedr?tico de Teolog?a en este Colegio de Montesi?n, Calificador del Santo Oficio y Rector del otro Colegio de San Mart?n, que tiene en esta Ciudad la Compa??a: Al Reverendo Padre Fray Agust?n Pap?a Lector de Teolog?a en su Religi?n de Santo Domingo y al Reverendo Padre Fray Pedro Aliaga, Predicador Capuchino y Maestro de Novicios en su Convento de Tarazona, destinados del Tribunal para asistir al otro pertinaz, llamado Rafael Benito Terong?. Era este mozo, gran disc?pulo y jurado secuaz de Rafael Valls, a cuya autoridad apelaba en cuanto dec?a, defiriendo tanto a sus dichos, como pudiera a Mois?s o a Jerem?as y en hall?ndose atacado sin salida, que era bien de ordinario, respond?a, que no hab?a estudiado; pero que Valls satisfar?a por ?l. Hab?ale bebido tanto el esp?ritu de soberbia, que casi le ten?a doblado y siendo a?n m?s ignorante, nada le ced?a en pertinacia, solo no le sab?a imitar en lo Est?ico, manifestando en todo el camino del brasero en lo de fuera la rabia y el despecho en que le ard?a el coraz?n: siendo un mismo principio interior causa en el disc?pulo de un exterior despechado y furioso y en el maestro de una profund?sima melancol?a, aunque afectada en sosiego; pero cada uno a su modo representaba al vivo un condenado.
REOS RELAJADOS EN PERSONA, O EN ESTATUA, que salieron en el tercer Auto del d?a 6 de Mayo de 1691.
RELAJADOS EN PERSONA
RELAJADOS EN ESTATUA Y EN sus huesos
AUSENTES
AUTO CUARTO Y ?LTIMO DE ESTA COMPLICIDAD CELEBRADO EN MALLORCA a 2 de Junio 1691.
Para introducir y establecer m?s este error, se val?an de dos medios, ambos invenci?n antigua del Infierno. Lo primero levantaban mil necios testimonios a nuestra Fe: dec?an, que idolatr?bamos continuamente en la adoraci?n de las Im?genes de la Cruz y del Sant?simo Sacramento y que cre?amos en tres Dioses, sin querer entender jam?s que creemos una naturaleza Divina misma subsistente en tres Divinas Personas: ni, que si adoramos la Hostia, es porque en ella consagrada est? realmente el mismo Dios en persona, por infinita dignaci?n de su bondad, ni en fin, que no damos el culto al pincel, al nicolor, sin? al representado por ellos y en cuanto en lo representado se venera el agrado del mismo Dios. Dec?an lo segundo, no menos atrevidos que injuriosos, que aunque en la Iglesia se ve?an tantos ministros graves, doctos, celosos y virtuosos, todo era para tener, o ganar lucimiento, autoridad y a?n que comer, desacreditando con esto la virtud verdadera, por m?s que la solidez de la humildad, pobreza, entereza y desinter?s dieran voces al coraz?n contra tan imp?a mentira.
A otras enga?aban, como me consta, con ciertas supersticiones, a fin de verdadera codicia. Dec?anlas que para que les salieran bien los negocios y ganaran mucho, hab?an de ayunar los ayunos de la Reina Ester y otras supercher?as, con que las hac?an judaizar materialmente, para inducirlas despu?s al judaismo formal. Y en todo caso las encargaban sumamente, que no confesaran estos delitos a Sacerdote alguno, a?adiendo blasfemos, que para estos cr?menes contra la fe no hab?a sigilo de confesi?n, sin? que luego los delataban al Tribunal. Invenci?n diab?lica que perdi? a muchas, pues con ello les cerraban la puerta al remedio que podr?a darles aquel Sacro Santo y Secret?simo Tribunal del Sacramento de la Penitencia, que por medio de la doctrina, discreci?n y prudencia de quien le regenta, que es su Ministro, tiene para todos medicina y salud. Quiera Dios, que estas causas, que como ignoradas fueron la ru?na y desdicha de tantas almas: sabidas y entendidas ya, sean en adelante para todos preservativo remedio, que ha sido el fin de este trabajo, para mayor gloria de JESUS.
REOS RELAJADOS, RECONCILIADOS Y penitenciados, que salieron en persona y en est?tua al cuarto Auto el d?a 2 de Julio 1691
RELAJADOS EN PERSONA
RELAJADOS EN ESTATUA
RECONCILIADOS EN ESTATUA
PENITENCIADOS EN DICHO AUTO, QUE abjuraron de levi.
PENITENCIADOS
ORIGEN, PROGRESOS Y CONVERSION DE LOS JUDIOS DE MALLORCA
Pues siendo as? que en esta primera destrucci?n de Jerusal?n, que fue la de Vespasiano y de Tito, consta la dispersi?n de esta gente por todo el mundo, veros?mil parece que hubiese tambi?n para Mallorca su parte de estas ru?nas.
Con esto se les d? tiempo, para que seg?n su natural fecundidad y con no venerar, antes aborrecer, la esterilidad voluntaria, que en tan gloriosos estados tan bellamente florece en la Iglesia de Cristo, pudieran multiplicarse en familias de calidad, que habi?ndose de discurrir de los Jud?os de Mallorca, como de los de Mah?n y constando por la citada Carta circular del venerable y S. Obispo Severo que dijimos tradujo Dameto y trae Baronio, ya por los a?os de cuatrocientos veinte estaba Mah?n lleno de Jud?os y muy inferiores en fuerzas y n?mero los cat?licos; es preciso que digamos hab?an de ser muchos tambi?n en esta Ciudad y lo confirma bastantemente el ver que no contentos con una, ten?an aqu? dos sinagogas, una en lo que llamamos ahora la Calatrava donde se venera la Iglesia de Santa Fe y la de la Virgen de Montesi?n, que es la del Colegio de la Compa??a de JESUS, que con los rayos de su piedad y doctrina, ha despejado estos barrios de las tinieblas de semejantes errores; otra donde est? ahora la Iglesia de San Bartolom?, que dicen es la de la Misericordia, Religios?simo Convento de Se?oras Augustinas. Por otra parte, as? por la tradici?n, como por un Libro manuscrito del Doctor don Francisco Montaner y Font, que vivi? en este siglo, consta que todo este espacio hoy dicho de la Calatrava y calle de Montesi?n hasta el Call, se llamaba y era la juder?a, que ser?a poblaci?n de m?s de trescientas casas y no parece sin fundamento, que habr?a otra partida de ellos, junto a la otra sinagoga que dijimos, es hoy la Iglesia de la Misericordia, pues haberla hecho all?, persuade que ten?a all? vecinos, que la franqueaban. Este pues fue el principio de los Jud?os en Mallorca y sus progresos: veamos ahora su conversi?n y que hay que fiar de su Fe.
CUAN POCO HAY QUE FIAR DE LA FE de este linaje de gente.
Con m?s evidencia y claridad se convence la pertinacia de esta gente, con lo que sucedi? m?s reciente. El a?o 1435, reinando Don Alfonso el Magn?nimo y gobernando como Lugarteniente de Gobernador de este Reino suyo, Juan Dez Far y siendo Obispo de esta Ciudad Don Gil Sancho Mu?oz, habiendo permitido Dios una de las m?s execrables atrocidades que pudo inventar la perfidia, quiso dar evidentes muestras de lo que puede y sabe perdonar una paciencia, sin l?mites infinita. Resumir? brevemente el caso traduci?ndolo fielmente de la sustancia de una memoria, que dice el citado Montaner, se hall? en el archivo de la Santa Sede Episcopal.
Un mi?rcoles, a veinte y siete del mes de abril del a?o 1435, fue denunciado al dicho Se?or Obispo, que despu?s de haber tenido su consejo algunos Jud?os, de renovar al vivo, en cuanto pudiesen la pasi?n sacrosanta del Hijo de Dios y destinado para ello un moro, esclavo de uno de ellos, lo hab?an ejecutado, atrevidos, desde el prendimiento hasta ponerlo en una cruz, poco menos que hasta morir. Y recibidas informaciones del caso y habido a manos el moro paciente y dos Jud?os que se acusaron por c?mplices, se procedi? en las deposiciones hasta que despu?s de muchos requerimientos y alteraciones, hubo de cederlos y se entreg? de ellos la curia del Gobernador, quien apresando a los Jud?os para declarar los otros c?mplices, hall? ser muchos y entre ellos diez y seis que por cierto tumulto estaban ya en la c?rcel. Y en fin conclu?da la causa se les di? sentencia de ser quemados vivos a cuatro los m?s culpados en el cr?men, m?s porque no se faltase a la piedad cristiana, se templ? la sentencia para que en caso de que se hicieran cristianos, muriesen ahorcados y quemados sus cuerpos despu?s. Ya el jueves a diez y seis de mayo, intimada la sentencia, se dispon?a la ejecuci?n. Pero persuadidos los cuatro, el Rabino Estruch, Sibili, Farrig y Estallada, con las eficaces exhortaciones de cuatro doctores y fervorosos te?logos y, a lo que se puede creer alumbrados de la luz del cielo, abjuraron de su locura y se redujeron a la Fe del que poco antes tanto hab?an querido perseguir y ultrajar. Fueron bautizados los cuatro y tomando los nombres de sus padrinos, el Sibili se llam? Gil Callar y el Farrig Gil Mu?oz y los otros en esta conformidad.
Todo esto persuade cuanto hay que sospechar siempre de la fidelidad de este linaje de hombres por lo cual los Seren?simos Reyes Cat?licos Don Fernando y Do?a Isabel despu?s de haber probado todos los medios posibles de benignidad y rigor, siempre vanos si no se llegaba a cortar la ra?z de tan mal fecundos da?os, se resolvieron el a?o 1492, doscientos a?os har? presto, despu?s de muchas consultas de Te?logos y Justicias, a aquel Decreto, tan desinteresado, celoso y cat?lico, en que mandaron que dentro tres meses salieran de Espa?a los Jud?os todos, so pena de muerte y confiscaci?n de todos sus bienes, como latamente lo trae Paramo de origine Sancti Officii, Libro 2. tit. 2. Cap. 6. A que di? ocasi?n, dice Paramo en el mismo Cap. n?mero 10. Una y otra atrocidad de los Jud?os de la Guardia. La primera fue cuando con b?rbara rabia trataron in?cua y blasfemamente una sacrosanta Hostia consagrada, que siempre milagrosamente se conserv? ilesa, a pesar de su rabia y su furor; la otra cuando en odio de Nuestro Redentor JESUCRISTO crucificaron a un inocente, ejecutando en la imagen viva lo que en el representado no pod?an sino en la complacencia obstinada de lo que sus mayores hicieron. Una y otra ferocidad enorme ha lamentado Mallorca en sus Jud?os. Vele y discurra ahora a quien le toque el remedio eficaz de tanto mal.
INDEMNIDAD DE ESTE CONTAGIO en la limpieza Mallorquina.
De esta misma oposici?n natural sali? el Decreto de la Pragm?tica Real y Privilegio, que entre otros otorg? y estableci? el Seren?simo Rey Don Jaime de Arag?n, fecha en Valencia en 12 de Agosto de 1274 en que dispone que si aconteciere haber de ser presos alg?n Cristiano y alg?n Jud?o, no lo pueden estar en una casa, sino en diferentes. Pues si ni presos pueden estar juntos, como es veros?mil que libres se busquen para la cohabitaci?n y parentesco? As? mismo a ninguno de dicha calle es permitido, sin? prohibido por expresa ley, el entrar o concurrir en la administraci?n de alg?n oficio p?blico de la Universidad, ni alistarse en Cofrad?as de estamentos u oficios y as? casi todos son negociantes.
Y est? este punto en tan vigorosa observancia que de veinte a?os a esta parte, por hallarse algunos de ellos con grues?simas haciendas y mucho poder, intentaron, con la m?s eficaz negociaci?n ser habilitados para algunos oficios de la Rep?blica y aunque les favorec?a la mano superior, no pudieron jam?s salir con ello.
Y fue muy notable lo que se repar? comunmente, que ni en la ejecuci?n de las sentencias, ni en el camino, siendo tan natural la compasi?n en quien mira padecer, de quien no se halla ofendido y m?s en mujeres y con mujeres y de pocos a?os, no se escuch? una voz de l?stima, como sucede a cada paso cuando se lleva a la horca un malhechor. Testimonio manifiesto, no solo del entra?ado celo, que se aviva en los corazones mallorquines para con la fe cat?lica, sin? tambi?n de aquel g?nero de aversi?n natural que tiene a esta gente.
De todo lo cual con bastante evidencia se convence la limpieza de la sangre mallorquina tanto m?s pura cuanto m?s al lado de la impureza judaica se acredita, para gloria de sus linajes, exaltaci?n de su nobleza, abonos de su piedad, y eternos trofeos de la Fe Cat?lica triunfante, en adoraciones perpetuas del Soberano nombre de JESUS, cuya sea la mayor honra y gloria para siempre. Am?n.
ADVERTENCIA AL LECTOR
Aqu? hab?a conclu?do, lector amigo, mi mal limada relaci?n y pensaba alzar la pluma de mi trabajo, cuando se me advirti? y lo juzgo as?, que no es justo que el mundo ignore del todo la gran felicidad de este Nobil?simo Reino en producir, para su gloria y su bien, eminentes Sujetos en virtud, letras y celo de la Fe, capaces de ilustrar muchos Reinos. Y pu?s en esta ocasi?n se lucieron tan piadosamente sus fatigas, aunque no de todos sus hijos, si de muchos en servicio de la Iglesia Santa, no debo callar sus nombres ya que no puedo elogiar dignamente sus m?ritos. Content?reme pues con referirlos sencillamente, como quien sabe que cada uno en su Nombre tiene el mayor elogio de s? mismo.
ASISTIERON EN EL SEGUNDO Auto.
EN EL TERCER AUTO
EN EL CUARTO AUTO
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