Read Ebook: Cuestiones políticas y económicas by Huergo Palem N
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Ebook has 510 lines and 41595 words, and 11 pages
CUESTIONES
POLITICAS Y ECONOMICAS.
POR
PALEMON HUERGO.
BUENOS AIRES.
Imprenta Argentina, calle Santa Rosa n?m. 37.
UNA PALABRA AL LECTOR.
Tres cuestiones importantes se han ventilado en estos dias por la prensa.
El segundo punto, se referia al art?culo 6.? de nuestra carta constitucional, cuya discusion se puso ?ltimamente ? la ?rden del dia. Las notas oficiales cambiadas entre el Sr. Enviado franc?s y nuestro ministro de relaciones esteriores por un lado, y por el otro las interpretaciones forzadas que una parte de la prensa pretendi? sacar de aquella disposicion constitucional, nos han puesto en el caso de tratar ? fondo esta materia, en los art?culos p?blicados en el diario que hemos citado mas arriba.
La tercera y ?ltima cuestion, con que abrimos esta publicacion, reunia ? su importancia esencial la que le prestaba un grande inter?s de actualidad, puesto que ella aun no ha sido resuelta por aquellos ? quienes directamente cabia esta tarea--hablamos de la internacion de una escuadra Brasilera en el Rio de la Plata. En vista de un asunto de tama?a trascendencia, hemos querido tratarlo reuniendo ? todas aquellas consideraciones pr?cticas, que se desprenden naturalmente de ?l, la autoridad de las doctrinas sentadas por los mejores y mas acreditados autores del derecho internacional, hasta dejar en la mayor evidencia los derechos incontestables que asisten ? la Rep?blica Argentina, para negar ? conceder el pasage ? los buques de guerra dentro de los l?mites de su territorio fluvial.
A esas cuestiones pues, hemos dedicado algunas horas de concienzuda tarea, y si plumas mas h?biles que la nuestra hubieran podido desarrollarlas mas ventajosamente, esperamos sin embargo que los hechos hist?ricos y las sanas teor?as que sirven de base ? nuestros escritos, han de ser una razon bastante para que los hombres imparciales no se desde?en de arrojar sobre ellas una mirada investigadora. Mas no siendo los art?culos dispersos en las columnas de un peri?dico, la forma mas adecuada ? este objeto, hemos querido buscar otra mas aparente, y es esta la razon que nos ha inducido ? reunirlos en el presente folleto.
EL BRASIL, EL PARAGUAY
Y LA
REPUBLICA ARGENTINA.
NAVEGACION FLUVIAL.
La escuadra Brasilera en el Rio de la Plata.
La presencia en nuestro puerto de una imponente escuadra brasilera, destinada al parecer ? surcar por los rios interiores y penetrar hasta el Paraguay, para ventilar all? las cuestiones pendientes entre esa rep?blica y el imperio del Brasil, es un hecho que ha preocupado seriamente el esp?ritu p?blico, y despertado la atencion de la prensa peri?dica.
?Qu? significa ese formidable aparato de fuerzas navales en nuestras aguas?
?Qu? s?lidas razones de inter?s general pueden haber pesado en el ?nimo del gabinete imperial, que as? le han aconsejado ? inducido ? presentarse en el Rio de la Plata apoyado por el irresistible argumento de una poderosa escuadra, antes de haber tratado de hacer valer sus reclamaciones, aparentes ? positivas, cerca del gobierno paraguayo?
?Se cree acaso el gobierno brasilero, ampliamente autorizado para atravesar libremente nuestros rios interiores hasta arrojar el ancla en el Paraguay, sin necesidad de consultar la voluntad de los pueblos argentinos?
?El gobierno de Buenos-Aires, y el de las provincias confederadas, han exijido de las autoridades brasileras las mas ?mplias esplicaciones sobre el objeto y fines de la espedicion?
?Han autorizado ellos el libre tr?nsito de esa escuadra por el corazon del territorio de la rep?blica?
?Han sido acaso consultados por el gobierno imperial?
?Se les ha pedido su venia ? aquiescencia para el tr?nsito?
?Han convenido ? no en ?l los poderes del Estado y las provincias confederadas?
?Conviene ? la rep?blica argentina el franquear el tr?nsito por su territorio ? la escuadra brasilera?
?Se ha pesado con meditacion y profundidad en la balanza de los intereses politicos y comerciales, presentes y futuros de la rep?blica, los resultados que puede ofrecerle la solucion de la cuestion brasilero-paraguaya?
Tales son las cuestiones que han preocupado el ?nimo de los hombres pensadores en el Rio de la Plata, desde la aparicion de las fuerzas navales brasileras en nuestras aguas.
Un hecho de esta naturaleza, en cualquier parte del globo donde tiene lugar, se considera siempre como un asunto muy serio, y las naciones que mas ? menos directamente creen poderse hallar complicadas, se preocupan de los sucesos, y se preparan para el porvenir, tratando de tomar todas aquellas medidas que aconsejan la prudencia ? la conveniencia.
Entre nosotros, el esp?ritu p?blico ha sido tambien l?gico esta vez, por que el sentimiento innato de la propia conservacion y la conciencia de las ventajas ? peligros que puede originar un acontecimiento tan notable, son hechos que los pueblos comprenden siempre en momentos supremos.
Participando de la preocupacion general, cre?amos que habiendo llegado ya el momento oportuno, el gobierno, apreciando en su justo valor un suceso de tanta magnitud y tan nuevo entre nosotros, habria hecho conocer su pensamiento, revelando en su marcha las vistas de una pol?tica ilustrada, previsora y h?bil.
Cre?amos que elev?ndose ? la altura de los grandes intereses pol?ticos y mercantiles de la nacion argentina, se habria apresurado ? manifestar el esp?ritu de las pretensiones que ante ?l se han aducido, y que dando publicidad ? la correspondencia oficial que debe haber mediado entre ?l y el gabinete brasilero, hubiera revelado el verdadero estado de la cuestion y habilitado ? la prensa para ocuparse de ella, ? fin de que ilustrada la conciencia p?blica, por medio del debate y choque de las ideas, fuese mas dificil el caer en vias tortuosas, en un asunto en el cual puede decirse que v? empe?ada gran parte de los destinos de la Rep?blica.
Pero desgraciadamente nada de esto ha sucedido. Si se ha dado algun paso cerca del gabinete brasilero; si este ? sus Enviados en el Rio de la Plata se han dirigido ? ?l; es un profundo misterio, un arcano que no ha atravesado los salones ministeriales, y que ? nadie ha sido dado penetrar.
En vista pues de las ocurrencias que se van desarrollando, convencidos por nuestra parte de la gravedad de la situacion, y de la gran responsabilidad moral, que puede acarrearnos en lo futuro, un hecho tan remarcable en los fastos de nuestra historia, no trepidamos un momento en abordar tan espinosa cuestion, tratando de considerarla bajo todas sus faces, hasta que esclarecidos nuestros derechos, podamos apreciar debidamente toda la latitud de las conveniencias ? trastornos, que la cuestion brasilera, resuelta en las aguas de nuestros rios interiores, pueda originarnos en lo sucesivo.
Cuando se ventilan cuestiones graves, que pueden comprometer el destino ? porvenir de los pueblos, hacer intervenir en ellas una ciega credulidad, ? una confianza inocente, h?cia personas, es incurrir en un sacrilegio pol?tico. La credulidad y las afecciones personales desaparecen siempre ante los grandes intereses de las naciones, donde no debe oirse jam?s otra voz que la de la historia que aconseja siempre con la irrecusable l?gica de los hechos.
En el caso actual surge uno positivo; y es, que, ninguna nacion considera jam?s la aglomeracion de fuerzas numerosas en un pa?s vecino, sin sentirse justamente alarmada, y sin que deje de entrar inmediatamente en s?rias esplicaciones respecto al objeto y fines de ella. Y si esto sucede respecto ? lo que pasa dentro de los l?mites de una nacion estra?a ?con cu?nta mayor razon no debemos alarmarnos nosotros, cuando una poderosa escuadra se reune en nuestros puertos, y anuncia su intencion de internarse en el corazon mismo de nuestro territorio?
El derecho de la propia conservacion impone ? las naciones el deber de vigilar constantemente sobre ella, y la obligacion de prevenir con tiempo todo cuanto pueda contribuir ? ponerlas en peligro, aniquilarlas, ? aun hacerles perder su influjo ? su preponderancia mercantil ? pol?tica.
Las naciones no peligran tan solamente cuando se les hostiliza ? ataca directamente. Ellas deben considerarse amenazadas y alarmarse con toda justicia, siempre que un poder fuerte cualquiera, empe??ndose en romper el equilibrio que garante la paz entre los vecinos, tienda ? robustecer sus fuerzas, ya sea por medio de la conquista, ya por las influencias pol?ticas, asegur?ndose una preponderancia que venga ? poner en duda su seguridad ? su tranquilidad.
Los tratados del c?lebre Congreso de Viena, no tuvieron otro objeto que asegurar el equilibrio europeo, porque aquella aglomeracion de peque?as nacionalidades, que podian ser absorvidas por los poderes de primer ?rden, eran una constante alarma para unos y otros, y les hacian temer ? su vez el ser absorvidos ? ver peligrar sus destinos ante un caprichoso juego de fortuna.
En la cuestion que actualmente ha iniciado el Brasil, no es posible desconocerse ? primera vista que, el equilibrio de los poderes sud americanos en el Atl?ntico, se halla fuertemente comprometido. Si cerrando nuestros ojos ante la evidencia del peligro, olvidados de nuestra conveniencia, permanecemos indiferentes cuando se van ? jugar no solamente los intereses del Brasil y el Paraguay, sino muy directamente los de la Am?rica del Sur y de un modo inmediato los de la Rep?blica Argentina, con razon podr? decirse que nosotros mismos habremos contribuido eficazmente ? labrar nuestra propia ruina. Los intereses de la Rep?blica Argentina se hallan hoy estrechamente ligados ? la Rep?blica del Paraguay, y esta, ademas, es el verdadero fiel de la balanza que marca el equilibrio de los poderes en esta parte de la Am?rica.
Para dilucidar, pues, con refleccion y calma las verdaderas faces que puede presentar la solucion de tan grave asunto, lo consideraremos concienzudamente tratando de dejar esclarecidos primero, los siguientes puntos:
Lo que importa la soberan?a territorial.
Hasta donde se estiende el derecho de las naciones sobre los rios enclavados dentro del territorio de una ? mas naciones ribere?as.
Que derechos permanecen inalienables, aun despues que la libre navegacion ha sido reconocida de comun acuerdo.
Considerada esta cuestion bajo este punto de vista, trataremos de averiguar si hay ? no conveniencia en autorizar el pasage de la escuadra brasilera por nuestros rios interiores, y la influencia que la solucion de esta cuestion puede egercer en los destinos futuros de la Rep?blica Argentina.
Soberan?a territorial.--Navegacion fluvial mercante.--Derechos respectivos de los Estados ribere?os.--El Mississipi.--El San Lorenzo.--El Danubio.--El Duero.--El Amazonas, &a. &a.
Si la ambicion, la mala f?, y el inter?s particular, pudieran eliminarse en los debates de la mayor parte de las cuestiones que se suscitan entre las naciones, nada de cierto seria mas f?cil que la recta y clara solucion de ellas.
La cuestion de la soberan?a territorial, que envuelve el derecho ? la navegacion de los rios interiores que se hallan enclavados dentro de los l?mites de una ? mas naciones, y los derechos y obligaciones que nacen de sus respectivas posiciones, es una de aquellas que han suscitado mas prolongadas y calorosas discusiones, habiendo tenido que resolverse, no pocas veces, por el convencimiento irrecusable de la l?gica de los ca?ones.
No obstante esto, ella es una cuestion sencilla y f?cil de resolverse, cuando solo se tienen en vista los sanos dictados de la razon y la justicia.
Asi pues, al ocuparnos de este asunto, solo lo haremos mir?ndolo del punto de vista del derecho y soberan?a de los Estados, segun han sido consagrados por el derecho natural y confirmados por las leyes internacionales. Reconocido el derecho de soberan?a, sin el cual la independencia de las naciones ser?a una ilusion, nos ocuparemos de averiguar los demas derechos que de ella nacen, y hasta que punto pueden ser ejercidos por las naciones, segun las diversas posiciones que pueden ocupar respectivamente.
De la soberania de un estado, nace su derecho esclusivo sobre toda la estension del territorio que ocupa, y por consiguiente sobre todas y cada una de las partes de que se compone, en lo que se comprenden los lagos, rios y demas aguas enclavadas, que forman tambien parte de la propiedad territorial sobre que ejerce su soberan?a.
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