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Read Ebook: Granada Poema Oriental precedido de la Leyenda de al-Hamar Tomo 1 by Zorrilla Jos

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Ebook has 671 lines and 53163 words, and 14 pages

tenaz bele?o Se comenz? ? librar.

Su mente obscurecida Se ilumin?: la historia Del sue?o en su memoria Se comenz? ? aclarar; Y al fin, el cuerpo suelto De su sopor y vuelto ? la raz?n y vida, Se despert? Al-hamar.

La vista echando en torno Del sitio solitario, Reconoci? el contorno; Mas como al ?ngel no, Sonrisa de desde?o Mostrando el juicio vario Que forma de su sue?o, En la ciudad pens?.

Pens? que de ella ausente Pas? la noche entera: Pens? en su inquieta gente Y se aprest? ? partir, Mirando tras el monte Rayar la luz primera Del sol, que al horizonte Comienza ya ? subir.

Compuso en la cintura La faja tunecina; La suelta capellina Sobre la espalda ech?, Y el aura respirando Del bosque y la frescura Del alba, el c?sped blando Con leve planta holl?.

Di? un paso en la pradera, Y alzando repentina La brisa matutina Su vuelo en el verjel, Como una mies ligera Dobl? el ramaje umbr?o, Y sacudi? el roc?o Depositado en ?l.

Surcaron desprendidas Sus gotas el ambiente, Cual lluvia transparente, Espesa, universal: El aire deshacerlas No pudo, y esparcidas Quedaron como perlas Sobre la hierba igual.

R?faga, empero, errante La brisa fu?: su impulso, Durante un solo instante, Sin fuerzas espir?. Irgui?se la arboleda Con r?pido repulso, Y todo al punto ? leda Tranquilidad volvi?.

Verti? desde la cumbre Del monte al hora misma El sol su nueva lumbre: Deshizo su arrebol La atm?sfera en su prisma De m?ltiples colores, Y abri?ronse las flores ? recibir al sol.

Debajo de la tienda De sus plegadas hojas, Las clavellinas rojas, Los rojos alhel?s Mostr?ronle con franca Exposici?n su ofrenda En otra perla blanca Cercada de rub?s.

Detuvo la indecisa Planta Al-hamar: su labio Ba?? dulce sonrisa Su sue?o al recordar, ? incr?dulo, si sabio, Juzg?ndolo quimera, Torn? por la ladera El paso ? enderezar.

Y por mostrar desprecio De sue?os infundados, Los c?spedes mojados Pisaba sin temor, Con indignado y recio Paso, truncando altivo El tallo inofensivo De una y otra flor.

Mas pronto perturbado Su coraz?n de nuevo Lati? desconcertado, Y comenz? ? creer La aparici?n so?ada Del celestial mancebo Inspiraci?n enviada Por celestial poder.

De cada flor que rota Derriba, ve que intacta La desprendida gota Resbala, y sin perder Su redondez compacta, En la mullida hierba Entera se conserva, Maciza al parecer.

Tendi? la regia mano ? la que m?s vecina Hall?; mas al cogerla Reconoci? Al-hamar Su sino sobrehumano: La gota cristalina Era una gruesa perla, Cual nunca las di? el mar.

Su limpia transparencia, Su peso, su tama?o, Su origen, tan extra?o ? cuanto o?do fu?, Aclaman infinita En n?mero, inaudita En precio la opulencia Del rey que las posee.

No tiene en las ignotas Minas que avara encierra Tesoro igual la tierra Ni en piedra, ni en metal: Cada una de las gotas Del celestial roc?o De plata vale un r?o En precio ? un reino igual.

?Bendito el que tesoro Tal poseer le cabe! ?Bendito el que le sabe Empleo digno dar! ?Dichoso el Nazarita Amir del pueblo moro, En quien est? bendita La estirpe de Nazar!

Cay? Al-hamar de hinojos, Y alzando al firmamento Las manos y los ojos, Con exaltada fe, <>

Y as? Al-hamar diciendo, Y el d?n agradeciendo Que liberal le env?a La mano del Se?or, Las perlas recog?a..... Y acaba al recogerlas EL LIBRO DE LAS PERLAS. ?De Al?h sea en loor!

Libro de los Alc?zares.

?Granada! Ciudad bendita Reclinada sobre flores, Quien no ha visto tus primores Ni vi? luz, ni goz? bien. Quien ha orado en tu mezquita Y habitado tus palacios, Visitado ha los espacios Encantados del Ed?n.

Para?so de la tierra, Cuyos m?gicos jardines Con sus manos de jazmines Cultiv? celeste hur?, La salud en ti se encierra, En ti mora la alegr?a, En tus sierras nace el d?a, Y arde el sol de amor por ti.

Tus fruct?feras colinas, Que son nidos de palomas, Embalsaman los aromas De un florido eterno Abril: De tus fuentes cristalinas Surcan cisnes los raudales: Bajan ?guilas r?ales ? ba?arse en tu Genil.

Gayas aves entretienen Con sus trinos y sus quejas El af?n de las abejas Que en tus troncos labran miel: Y en tus sauces se detienen Las cansadas golondrinas ? las playas argelinas Cuando emigran en tropel.

En ti como en un espejo Se mira el profeta santo: La luna envidia el encanto Que hay en tu dormida faz: Y al mirarte ? su reflejo El arc?ngel que la gu?a, Un casto beso te env?a Dici?ndote:--<>

El albor de la ma?ana Se esclarece en tu sonrisa, Y en tus valles va la brisa De la aurora ? reposar. ?Oh Granada, la sultana Del deleite y la ventura! Quien no ha visto tu hermosura Al nacer debi? cegar.

?Al?h salve al Nazarita, Que derrama sus tesoros Para hacerte de los Moros El alc?zar imperial! ?Al?h salve al rey que habita Los palacios que en ti eleva! ?Al?h salve al rey que lleva Tu destino ? gloria tal!

Las entra?as de tu sierra Se socavan noche y d?a; Dan su m?rmol ? porf?a Geb-Elvira y Maca?l; Ensord?cese la tierra Con el s?n de los martillos, Y aparecen tus castillos, Maravillas del cincel.

Ni un momento de reposo Se concede: palmo ? palmo, Como ? impulso de un ensalmo, Se levanta por doquier El alc?zar portentoso Que, mof?ndose del viento, Ser? eterno monumento De tu ciencia y tu poder.

Reverbera su techumbre Por las noches, ? lo lejos. De las teas ? la lumbre Que iluminan sin cesar Los trabajos misteriosos, Y ? sus c?rdenos reflejos Van los Genios sus preciosos Aposentos ? labrar.

?De qui?n es ese palacio Sostenido en mil pilares, Cuyas torres y alminares De inmortales obras son? ?Qui?n habita el regio espacio De sus c?maras abiertas? ?Qui?n grab? sobre sus puertas Atrevido su blas?n?

ALHAMBRA

?Salud, favorita bella Del Amir m?s poderoso! ?Salud, tienda de reposo De la gloria y el placer! ?Vele Dios tu buena estrella, Dichos?sima se?ora! ?Qui?n de ti no se enamora Si una vez te llega ? ver?

Al-hamar verti? en tu seno De sus perlas los tesoros, Te hizo perla de los Moros, Puso reinos ? tus pies. Noble Reina, de labores Tu real manto arrastras lleno, Y cada una de sus flores Un soberbio alc?zar es.

Hermos?sima Africana, R?e y danza voluptuosa: Tu albo seno es una rosa En lo fresco y lo gentil. Regoc?jate, Sultana, R?e y danza sin pesares, Que el comp?s de tus danzares Llevar?n Darro y Genil.

R?e y danza: ?qui?n descuella Como t? en poder y gala? ?Qui?n compite, qui?n iguala Tu opulenta majestad? Donde t? sientas la huella Van sembrando los amores La semilla de las flores Que perfuman tu beldad.

?D?nde est? la altiva reina Que ? la par de ti se ostente? ?D?nde est? la que su frente Se corone como t?? Son jardines tus cabellos, Que aromado el viento peina Cuando Mayo prende en ellos Tocas de verde tis?.

Diadema con que se ci?e Tu Granada, son tus brillos Del color en que se ti?e Roja el alba al purpurar; Tus diamantes son palacios Engastados en cintillos De murallas de topacios, Que deslumbran el mirar.

Y esas b?vedas ligeras Cual prendidos cortinajes, Y esos muros como encajes, Delicados en labor, De las manos hechiceras De los Genios han salido, Que en secreto ha sometido ? su due?o el Criador.

?Regia Alhambra! ??ureo pebete, Perfumero de Sultanas! Tus ar?bigas ventanas Son las puertas de la luz. El Oriente se somete ? tus pies como un cautivo, Y hace bien de estar altivo De tenerte el Andaluz.

GENERALIFE

Y GRANADA ? VISTA DE P?JARO

Entre lirios mal velado El gal?n Generalife Da al ambiente enamorado Dulces besos para ti; Como Ondina que ligera Huyendo desde su esquife, Vuelto el rostro ? la ribera, Se los da ? quien queda all?.

?Que Sult?n su alc?zar tiene De jardines enramado, De una pe?a as? colgado En mitad del aire azul? Con los siervos que mantiene El del B?sforo sonoro No har? nunca ? fuerza de oro Otro igual en Estambul.

Del pe??n en la alta loma Semejando est? que vuela, Como r?pida paloma Que se lanza de un cipr?s: Mas si el ojo se asegura De que inmoble est? en la altura, Le parece una gacela Recostada entre una mies.

Sus calados peristilos, Sus dorados camarines, Sus bals?micos jardines De salubre aire vital, De los Silfos son asilos, Que, meci?ndose en sus flores, Cantan libres sus amores En su lengua celestial.

Y en las noches azuladas Del verano, oculta cita Trae amantes ? las Hadas Sus caricias ? gozar: Y al rayar el alba hermosa Que interrumpe su visita, En sus alas de oro y rosa Tornan vuelo ? levantar.

Atalaya de Granada, Alminar de excelsa altura De la atm?sfera m?s pura Colocado en la regi?n: ?Qu? no ven de cuanto agrada Tus ventanas por sus ojos? ?Qu? se niega ? los antojos Del que asoma ? tu balc?n?

? su par los frescos ba?os De las Reinas granadinas, Cuyas aguas cristalinas Se perfuman con azahar Y se entoldan con las plumas De mil p?jaros extra?os, Que se van con grandes sumas ? las Indias ? comprar.

? tu izquierda el montecillo Cuyo pie Genil evita, Reflejando en s? la Ermita De los siervos de la Cruz: ? tu diestra el real castillo Sobre el cual voltea inquieta La simb?lica veleta Del bizarro Aben-Abuz.

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