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Read Ebook: Libros de caballerías Selección by Tenreiro Ram N Mar A Compiler

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Ebook has 923 lines and 59354 words, and 19 pages

Compiler: Ram?n Mar?-a Tenreiro

NOTA DE TRANSCRIPCI?N

LIBROS DE CABALLER?AS

BIBLIOTECA LITERARIA DEL ESTUDIANTE DIRIGIDA POR RAM?N MEN?NDEZ PIDAL

TOMO XX

LIBROS DE CABALLER?AS

SELECCI?N HECHA POR RAM?N M.? TENREIRO

AMAD?S DE GAULA

AQU? COMIENZA

EL PRIMER LIBRO

DEL ESFORZADO ET VIRTUOSO CABALLERO AMAD?S, HIJO DEL REY PERI?N DE GAULA Y DE LA REINA ELISENA; EL CUAL FU? CORREGIDO Y EMENDADO POR EL HONRADO E VIRTUOSO CABALLERO GARCI-ORD??EZ DE MONTALBO, REGIDOR DE LA NOBLE VILLA DE MEDINA DEL CAMPO, E CORREGI?LE DE LOS ANTIGUOS ORIGINALES, QUE ESTABAN CORRUPTOS E COMPUESTOS EN ANTIGUO ESTILO, POR FALTA DE LOS DIFERENTES ESCRIPTORES; QUITANDO MUCHAS PALABRAS SUP?RFLUAS, E PONIENDO OTRAS DE M?S POLIDO Y ELEGANTE ESTILO, TOCANTES A LA CABALLER?A E ACTOS DE ELLA, ANIMANDO LOS CORAZONES GENTILES DE MANCEBOS BELICOSOS, QUE CON GRAND?SIMO AFETO ABRAZAN EL ARTE DE LA MILICIA CORPORAL, ANIMANDO LA INMORTAL MEMORIA DEL ARTE DE CABALLER?A, NO MENOS HONEST?SIMO QUE GLORIOSO.

LIBRO PRIMERO

LA CORTE DE LISUARTE

CAP?TULO PRIMERO

EL DONCEL DEL MAR

Un d?a cabalg? Gandales armado, que en gran manera era buen caballero e muy esforzado, e hall? una doncella, que le dijo:

--?Ay, Gandales! Si supiesen muchos altos hombres lo que yo agora, cortar-te-?an la cabeza.

--?Por qu?? --dijo ?l.

--Porque t? guardas la su muerte --dijo ella.

Gandales, que lo no entend?a, dijo:

--Doncella, por Dios os ruego que me dig?is qu? es eso.

--No te lo dir? --dijo ella--; mas todav?a as? avern?.

--T? me har?s pleito, como leal caballero, que otro por ti nunca lo sabr? fasta que te lo yo mande.

?l as? lo otorg?. D?jole:

--D?gote de aquel que hallaste en la mar, que ser? flor de los caballeros de su tiempo; ?ste har? estremecer los fuertes, ?ste comenzar? todas las cosas e acabar? a su honra, en que los otros fallescieron: ?ste har? tales cosas, que ninguno cuidar?a que pudiesen ser comenzadas ni acabadas por cuerpo de hombre; ?ste har? los soberbios ser de buen talante; ?ste habr? crueza de coraz?n contra aquellos que se lo merecieren; e aun m?s te digo, que ?ste ser? el caballero del mundo que m?s lealmente mantern? amor e amar? en tal lugar cual conviene a la su alta proeza; e sabe que viene de reyes de ambas partes. Agora te ve e cree firmemente que todo acaecer? como te lo digo.

--Ay, se?ora --dijo Gandales--; ru?govos por Dios que me dig?is donde vos fallar? para hablar con vos en su hacienda.

--Esto no sabr?s t? por m? ni por otro --dijo ella.

--Pues decidme vuestro nombre por la fe que deb?is a la cosa del mundo que m?s am?is.

--T? me conjuras tanto, que te lo dir?; sabe que mi nombre es Urganda la Desconocida. Agora me cata bien e con?sceme si pudieres.

Y ?l, que la vi? doncella de primero, que a su parecer no pasaba de diez y ocho a?os, vi?la tan vieja e tan lasa, que se maravill? c?mo en el palafr?n se pod?a tener, e comenz?se a santiguar de aquella maravilla. Cuando ella as? lo vi?, por s? torn? como de primero, e dijo:

--?Par?cete que me hallar?as aunque me buscases? Pues yo te digo que no tomes por ello af?n; que si todos los del mundo me demandasen, no me hallar?an si yo no quisiese.

--As? Dios me salve, se?ora --dijo Gandales--, yo as? lo creo; mas ru?govos por Dios que vos membr?is del doncel que es desamparado de todos sino de m?.

--No pienses en eso --dijo Urganda--; que ese desamparado ser? amparo y reparo de muchos; e yo lo amo m?s que t? piensas.

E as? se partieron de en uno. Don Gandales, partido de Urganda, torn?se para su castillo, cuidando en la facienda de su doncel; e llegando al castillo, ante que se desarmase lo tom? en sus brazos e comenz?lo de besar, vini?ndole las l?grimas a los ojos, diciendo en su coraz?n:

--Mi fermoso hijo, ?si querr? Dios que yo llegue al vuestro buen tiempo?

En esta saz?n hab?a el doncel tres a?os, e su gran fermosura por maravilla era mirada; e como vi? a su amo llorar, p?sole las manos ante los ojos, como que gelos quer?a limpiar; de que Gandales fu? alegre, considerando que siendo en m?s edad, m?s se doler?a de su tristeza; e p?sole en tierra, e fu?se a desarmar, e dende adelante con mejor voluntad curaba d?l, tanto, que lleg? a los cinco a?os; entonces le fizo un arco a su medida e otro a su hijo Gandal?n, e fac?alo tirar ante s?; e as? lo fu? criando hasta la edad de siete a?os.

CAP?TULO SEGUNDO

LA SIN PAR ORIANA

Pues a esta saz?n el rey Languines, pasando por su reino con su mujer e toda la casa, de una villa a otra, v?nose al castillo de Gandales, que por ah? era el camino, donde fu? muy bien festejado; mas a su Doncel del Mar e a su fijo Gandal?n e a otros donceles mand?los meter en un corral por que no lo viesen; e la Reina, que en lo m?s alto de la casa posaba, mirando de una finiestra, vi? los donceles que con sus arcos tiraban, y al Doncel del Mar entre ellos tan apuesto e tan hermoso, que mucho fu? de lo ver maravillada; e vi?lo mejor vestido que todos, as? que paresc?a el se?or; e de que no vi? ninguno de la compa??a de don Gandales a quien preguntase, llam? sus due?as e doncellas, e dijo:

--Venid, e ver?is la m?s fermosa criatura que nunca fu? vista.

--Decid, don Gandales, ?es vuestro hijo aquel hermoso doncel?

--S?, se?ora --dijo ?l.

--Pues ?por qu? --dijo ella-- lo llam?is el Doncel del Mar?

--Porque en la mar naci? --dijo Gandales-- cuando yo de la Peque?a Breta?a ven?a.

El Rey, que el Doncel miraba e muy hermoso le pareci?, dijo:

--Faceldo aqu? venir, Gandales, e yo lo quiero criar.

--Se?or --dijo ?l-- s? har?, mas a?n no es en edad que se deba partir de su madre.

Entonces fu? por ?l e tr?jolo e d?jole:

--Doncel del Mar, ?quer?is ir con el Rey, mi se?or?

--Yo ir? donde me vos mandardes --dijo ?l-- e vaya mi hermano comigo.

--Ni yo quedar? sin ?l --dijo Gandal?n.

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