Read Ebook: Libros de caballerías Selección by Tenreiro Ram N Mar A Compiler
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Ebook has 923 lines and 59354 words, and 19 pages
--Ni yo quedar? sin ?l --dijo Gandal?n.
--Creo, se?or --dijo Gandales--, que los habr?is de llevar ambos, que se no quieren partir.
--Mucho me place --dijo el Rey.
Entonces lo tom? cabe s? y mand? llamar a su fijo Agrajes; e d?jole:
--Fijo, estos donceles ama t? mucho; que mucho amo yo a su padre.
--Nunca pens? que ?rades tan loco.
--No lo s? tanto como cuid?is --dijo ?l--; mas si os pluguiere, o?dme un poco ante la Reina.
Entonces mandaron apartar a todos, e Gandales les dijo:
--Se?ores, sabed la verdad deste Doncel que llev?is, que lo yo fall? en la mar. --Y cont?les por cu?l guisa, e tambi?n dijera lo que de Urganda supo, sino por el pleito que fizo--. Agora faced con ?l lo que deb?is; que as? Dios me salve, seg?n el aparato que ?l tra?a, yo creo que es de muy gran linaje.
Mucho plugo al Rey en lo saber, y preci? al caballero que lo tan bien guardara, e dijo a don Gandales.
--Pues que Dios tanto cuidado tuvo en lo guardar, raz?n es que lo tengamos nos en lo criar e hacer bien cuando tiempo ser?.
La Reina dijo:
--Yo quiero que sea m?o, si os pluguiere, en tanto que es de edad de servir mujeres; despu?s ser? vuestro.
El Rey se lo otorg?. Otro d?a de ma?ana se partieron de all?, llevando los donceles consigo, e fueron su camino. Pero d?goos de la Reina que fac?a criar al Doncel del Mar con tanto cuidado e honra como si su fijo propio fuese; mas el trabajo que con ?l tomaba no era vano, porque su ingenio era tal e condici?n tan noble, que muy mejor que otro ninguno, e m?s presto, todas las cosas aprend?a. ?l amaba tanto caza e monte, que si lo dejasen, nunca dello se apartara, tirando con su arco, cebando los canes. La Reina era tan agradada de como ?l serv?a, que lo no dejaba quitar delante su presencia.
Ellos fueron muy alegres dello, e la Reina dijo:
--Creed que yo la guardar? como su madre lo har?a.
Y entrando Lisuarte en sus naos con mucha priesa, en la Gran Breta?a arribado fu?, e fu? el mejor rey que ende hobo ni que mejor mantuviese la caballer?a en su derecho, fasta que el rey Artur rein?, que pas? a todos los reyes de bondad que ante d?l fueron.
El Doncel del Mar, que en esta saz?n era de doce a?os, y en su grandeza e miembros paresc?a bien de quince, serv?a ante la Reina, e as? della como de todas las due?as e doncellas era mucho amado; mas desque all? fu? Oriana, la hija del rey Lisuarte, di?le la Reina al Doncel del Mar que la sirviese, diciendo:
--Amiga, este es un doncel que os servir?.
Ella dijo que le plac?a. El Doncel tuvo esta palabra en su coraz?n, de tal guisa, que despu?s nunca de la memoria la apart?; que sin falta, as? como esta historia lo dice, en d?as de su vida no fu? enojado de la servir, y en ella su coraz?n fu? siempre otorgado, y este amor dur? cuanto ellos duraron; que, as? como la ?l amaba, as? amaba ella a ?l, en tal guisa, que una hora nunca de amar se dejaron; mas el Doncel del Mar, que no conoc?a ni sab?a nada de c?mo ella le amaba, ten?ase por muy osado en haber en ella puesto su pensamiento, seg?n la grandeza y fermosura suya, sin cuidar de ser osado a le decir una sola palabra; y ella, que lo amaba de coraz?n, guard?base de hablar con ?l m?s que con otro, porque ninguna cosa sospechasen; mas los ojos hab?an gran placer de mostrar al coraz?n la cosa del mundo que m?s amaba.
Pasando el tiempo, como os digo, entendi? el Doncel del Mar en s? que ya pod?a tomar armas si hobiese quien le ficiese caballero, y esto deseaba ?l, considerando que ?l ser?a tal e har?a tales cosas por donde muriese, o viviendo, su se?ora le preciar?a; e con este deseo fu? al Rey, que en una huerta estaba, e hincando los hinojos, le dijo:
--Se?or, si a vos pluguiese, tiempo ser?a de ser yo caballero.
El Rey dijo:
--?C?mo, Doncel del Mar? ?Ya os esforz?is para mantener caballer?a? Sabed que es ligero de haber e grave de mantener; e quien este nombre de caballer?a ganar quisiere e mantenerlo en su honra, tantas e tan graves son las cosas que ha de facer, que muchas veces se le enoja el coraz?n, e por ende tern?a por bien que por alg?n tiempo os sufr?is.
El Doncel del Mar le dijo:
--Ni por todo eso no dejar? yo de ser caballero; que si en mi pensamiento no toviese de complir eso que hab?is dicho, no se esforzar?a mi coraz?n para lo ser; e pues a la vuestra merced soy criado, complid en esto comigo lo que deb?is.
El Rey dijo:
--Doncel del Mar, yo s? cu?ndo os ser? menester que lo se?is, e m?s a vuestra honra, e prom?toos que lo far?.
--?Ay, Dios! ?por qu? vos plugo de poner tanta beldad en esta se?ora, y en m? tan gran cuita e dolor por causa della? En fuerte punto mis ojos la miraron, pues que perdiendo la su lumbre con la muerte, pagar?n aquella gran locura en que al coraz?n han puesto.
E as? estando casi sin ning?n sentido, entr? un doncel e d?jole:
--Doncel del Mar, all? fuera est? una doncella extra?a que os trae donas e os quiere ver.
?l quiso salir a ella, mas aquella que lo amaba, cuando lo oy?, estremeci?sele el coraz?n y dijo:
--Doncel del Mar, quedad, y entre la doncella y veremos las donas.
?l estuvo quedo, e la doncella entr?; y ?sta era la que enviaba Gandales, e dijo:
--Se?or Doncel del Mar, vuestro amo Gandales vos saluda mucho, as? como aquel que os ama, y env?aos esta espada y este anillo y esta cera, e ru?gaos que tray?is esta espada en cuanto vos durare, por su amor.
?l tom? las donas, e puso el anillo e la cera en su regazo, y Oriana tom? la cera, que no cre?a que en ella otra cosa hobiese, e d?jole:
--Esto quiero yo destas donas.
A ?l pluguiera m?s que tomara el anillo, que era uno de los hermosos del mundo; e mirando la espada, entr? el Rey e dijo:
--Doncel del Mar, ?qu? os paresce de esa espada?
--Se?or, par?sceme muy hermosa, mas no s? por qu? est? sin vaina.
--Bien ha quince annos --dijo el Rey-- que no la hobo.
E tom?ndole por la mano, se apart? con ?l e d?jole:
--Vos quer?is ser caballero, e no sab?is si de derecho os conviene; e quiero que sep?is vuestra hacienda, como yo la s?.
E cont?le c?mo fuera en la mar hallado con aquella espada e anillo en el arca metido, as? como lo o?stes.
Dijo ?l:
--No me pesa de cuanto me dec?s, sino por no conocer mi linaje, ni ellos a m?; pero yo me tengo por hidalgo, que mi coraz?n a ello me esfuerza; e agora, se?or, me conviene m?s que ante caballer?a, y ser tal que gane honra y prez, como aquel que no sabe parte de donde viene.
El Doncel del Mar, que ah? estaba, miraba mucho al rey Peri?n, por la gran bondad de armas que d?l oyera decir, e m?s deseaba ser caballero de su mano que de otro ninguno que en el mundo fuese, e fuese donde su se?ora Oriana era; e hincados los hinojos ante ella, dijo:
--Se?ora Oriana, si a vos pluguiese que yo fuese caballero, ser?a en ayuda desa hermana de la Reina, otorg?ndome vos la ida.
--E si la yo no otorgase --dijo ella--, ?no ir?ades all??
--No --dijo ?l--; porque este mi vencido coraz?n sin el favor de cuyo es, no podr?a ser sostenido en ninguna afrenta, ni aun sin ella.
Ella se ri? con buen semblante e d?jole:
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