Read this ebook for free! No credit card needed, absolutely nothing to pay.
Words: 76498 in 45 pages
This is an ebook sharing website. You can read the uploaded ebooks for free here. No credit cards needed, nothing to pay. If you want to own a digital copy of the ebook, or want to read offline with your favorite ebook-reader, then you can choose to buy and download the ebook.

: Cádiz by P Rez Gald S Benito - Spain. Cortes (1810-1813) Fiction; Spain History Napoleonic Conquest 1808-1813 Fiction; Cádiz (Spain) History Fiction
C?diz
Benito P?rez Gald?s
Cuando llegu? a la calle de la Ver?nica, y a la casa de do?a Flora, esta me dijo:
--?Cu?n impaciente est? la se?ora condesa, caballerito, y c?mo se conoce que se ha distra?do usted mirando a las majas que van a alborotar a casa del se?or Poenco en Puerta de Tierra!
--Se?ora--le respond?--juro a usted que fuera de Pepa H?gados, la Churriana, y Mar?a de las Nieves, la de Sevilla, no hab?a moza alguna en casa de Poenco. Tambi?n pongo a Dios por testigo de que no nos detuvimos m?s que una hora y esto porque no nos llamaran descorteses y malos caballeros.
--Me gusta la frescura con que lo dice--exclam? con enfado do?a Flora--. Caballerito, la condesa y yo estamos muy incomodadas con usted, s? se?or. Desde el mes pasado en que mi amiga acert? a recoger en el Puerto esta oveja descarriada, no ha venido usted a visitarnos m?s que dos o tres veces, prefiriendo en sus horas de vagar y esparcimiento la compa??a de soldados y mozas alegres, al trato de personas graves y delicadas que tan necesario es a un jovenzuelo sin experiencia. ?Qu? ser?a de ti--a?adi? reblandecida de improviso y en tono de confianza--, tierna criatura lanzada en tan temprana edad a los torbellinos del mundo, si nosotras, compadecidas de tu orfandad, no te agasaj?ramos y cuid?ramos, fortaleci?ndote a la vez el cuerpecito con sanos y gustosos platos, el alma con sabios consejos! Desgraciado ni?o... Vaya se acabaron los rega?os, picarillo. Est?s perdonado; desde hoy se acab? el mirar a esas desvergonzadas muchachuelas que van a casa de Poenco y comprender?s todo lo que vale un trato honesto y circunspecto con personas de peso y suposici?n. Vamos, dime lo que quieres almorzar. ?Te quedar?s aqu? hasta ma?ana? ?Tienes alguna herida, contusi?n o rasgu?o, para cur?rtelo en seguida? Si quieres dormir, ya sabes que junto a mi cuarto hay una alcobita muy linda.
Diciendo esto, do?a Flora desarrollaba ante mis ojos en toda su magnificencia y extensi?n el panorama de gestos, gui?os, saladas muecas, graciosos moh?nes, arqueos de ceja, repulgos de labios y dem?s signos del lenguaje mudo que en su arrebolado y con cien menjurjes albardado rostro serv?a para dar mayor fuerza a la palabra. Luego que le di mis excusas, dichas mitad en serio mitad en broma, comenz? a dictar ?rdenes severas para la obra de mi almuerzo, atronando la casa, y a este punto sali? conteniendo la risa la se?ora condesa que hab?a o?do la anterior retah?la.
--Tiene raz?n--me dijo despu?s que nos saludamos--; el Sr. D. Gabriel es un chiquilicuatro sin fundamento, y mi amiga har?a muy bien en ponerle una calza al pie. ?Qu? es eso de mirar a las chicas bonitas? ?Hase visto mayor desverg?enza? Un barbilindo que debiera estar en la escuela o cosido a las faldas de alguna persona sentada y de libras que fuera un almac?n de buenos consejos... ?c?mo se entiende? Do?a Flora, si?ntele usted la mano, dirija su coraz?n por el camino de los sentimientos circunspectos y solemnes, e inf?ndale el respeto que todo caballero debe tener a los venerandos monumentos de la antig?edad.
Mientras esto dec?a, do?a Flora hab?a tra?do luengas piezas de damasco amarillo y rojo y ayudada de su doncella empez? a cortar unas como dalm?ticas o jubones a la antigua, que luego ribeteaban con gal?n de plata. Como era tan presumida y extravagante en su vestir, cre? que do?a Flora preparaba para su propio cuerpo aquellas vestimentas; pero luego conoc?, viendo su gran n?mero, que eran prendas de comparsa de teatro, cabalgata o cosa de este jaez.
--?Qu? holgazana est? usted, se?ora condesa!--dijo do?a Flora--, y ?c?mo teniendo tan buena mano para la aguja no me ayuda a hilvanar estos uniformes para la <i>Cruzada del Obispado de C?diz</i>, que va a ser el terror de la Francia y del Rey Jos??
--Yo no trabajo en mojigangas, amiguita--repuso mi antigua ama--y de picarme las manos con la aguja, prefiero ocuparme, como me ocupo, en la ropa de esos pobrecitos soldados que han venido con Alburquerque de Extremadura, tan destrozados y astrosos que da l?stima verlos. Estos y otros como estos, amiga do?a Flora, echar?n a los franceses, si es que les echan, que no los monigotes de la Cruzada, con su D. Pedro del Congosto a la cabeza, el m?s loco entre todos los locos de esta tierra, con perd?n sea dicho de la que es su tiern?sima Filis.
--Ni?ita m?a, no diga usted tales cosas delante de este joven sin experiencia--indic? con mal disimulada satisfacci?n do?a Flora--; pues podr?a creer que el ilustre jefe de la Cruzada, para quien doy estos puntos y comas, ha tenido conmigo m?s relaciones que la de una afici?n pur?sima y jam?s manchadas con nada de aquello que D. Quijote llamaba <i>incitativo melindre</i>. Conociome el Sr. D. Pedro en Vejer en casa de mi primo D. Alonso y desde entonces se prend? de m? de tal modo, que no ha vuelto a encontrar en toda la Andaluc?a mujer que le interesara. Ha sido desde entonces ac? su devoci?n para m? cada vez m?s fina, espiritada y sublime, en tales t?rminos que jam?s me lo ha manifestado sino en palabras respetuos?simas, temiendo ofenderme; y en los a?os que nos conocemos ni una sola vez me ha tocado las puntas de los dedos. Mucho ha picoteado por ah? la gente suponi?ndonos inclinados a contraer matrimonio; pero sobre que yo he aborrecido siempre todo lo que sea obra de var?n, el se?or D. Pedro se pone encendido como la grana cuando tal le dicen, porque ve en esas habladur?as una ofensa directa a su pudor y al m?o.
Free books android app tbrJar TBR JAR Read Free books online gutenberg
More posts by @FreeBooks

: The Californians by Atherton Gertrude Franklin Horn - Western stories; Upper class Fiction; California Fiction; San Francisco (Calif.) Fiction