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Words: 19836 in 6 pages
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No quiere esto decir que, el estudiar y representar comedias, no sea conveniente para los ni?os. Es un buen ejercicio de memoria, de entendimiento y de pulmones; se adquiere, adem?s, soltura y elegancia en la dicci?n y en los modales. Para ni?os est?n escritas y para ser representadas por ellos, numerosas comedias inglesas y ?qui?n duda que los ingleses saben educar ? sus ni?os? Pero una cosa es representar particularmente para recreo propio y de los amigos, y otra la profesi?n teatral, m?s agradable en apariencia, pero no menos nociva que otras para la salud de los ni?os.
Tranquil?cense, pues, los que quisieran verle ? uno cogerse los dedos ? cada paso. En el teatro de los ni?os no habr? m?s ni?os que los espectadores.
Algo de bizantinismo puede parecer en las presentes circunstancias, preocuparse por frusler?as; aunque ?qui?n sabe en el mundo cu?les ser?n las verdaderas frusler?as? Todo consiste en contemplar el hormiguero de la tierra ? el hormiguero de los astros, como lo contemplaba Orozco, el magno personaje de Gald?s, limpiando en la contemplaci?n su esp?ritu de mezquinas pasiones terrenas.
Nada se dice del Teatro Nacional, nada tampoco de la concesi?n del Espa?ol. El primero, ya sabemos que lucha con dificultades de instalaci?n. Pero el segundo... ?? qu? se espera? ?Se adjudicar?, como siempre ? ?ltima hora, sin tiempo de preparar compa??a ni obras? No val?a la pena entonces de mostrarse tan intransigentes con otros concesionarios, ni de negarse ? ceder el teatro al Estado.
Una temporada digna del que hemos convenido en llamar nuestro primer teatro, no se improvisa en cuatro d?as. Se asegura que son varios los solicitantes; que la santa recomendaci?n hace de las suyas. Entre los nombres que suenan--y este no necesita recomendaci?n,--figura el de Carmen Cobe?a. De otros se habla tambi?n con grandes m?ritos y prestigio... para el teatro franc?s. El Ayuntamiento tiene la palabra. No creemos que por ser de Madrid, pretenda hacer en su teatro un Dos de Mayo ? la inversa.
Sabido es que en Alemania fracas? el c?lebre actor ingl?s Mr. Tree, que presenta las obras de Shakespeare con una suntuosidad m?s propia de comedias de magia ? revistas de espect?culos. Los alemanes, acostumbrados ? su teatro Art?stico, opinaron que en el Shakespeare de mister Tree, como en el conocido cuento, los ?rboles no dejaban ver el bosque. ?Y cuando el bosque es Shakespeare!
El Se?or nos libre de jueces negligentes ? corruptibles; pero no deje de librarnos tambi?n de los ?ntegros y celosos, que apenas tropiezan con persona de alg?n viso social en el enredijo de sus actuaciones, por dejar bien sentada la inflexibilidad de su justicia, al menor indicio no dudar?n en presumir la culpa; como si quisieran decirnos: Aqu?, que no me dir?n que peco.
Bien est? que la recta espada y la fiel balanza no distingan de clases ni de personas; pero no por igualar desigualemos tanto que la camisa limpia venga ? ser un indicio de culpabilidad, y el ser grande de Espa?a y caballero de alguna orden, antecedentes penales. Peligrosas prendas son en estos tiempos la levita de los caballeros y el sombrero de las se?oras; pero aun no deben considerarse como agravantes. Se puede vestir bien y ser persona decente.
Aunque otras ventajas no tuvieran las guerras--deben de tener otras muchas,--la m?s indudable es la de contribuir ? la difusi?n de la cultura. As?, en Espa?a, gracias ? las algaradas rife?as, es seguro que cada diez ? doce a?os venimos ? enterarnos de una porci?n de cosas que, apenas pasada la excitaci?n guerrera, nos apresuramos ? olvidar, para tener el gusto de volver ? recordarlas ? la primera ocasi?n.
Dif?cil es, sin embargo, poner de acuerdo las diferentes versiones. ? estas horas hay quien nos ha mostrado el Rif como una tierra de promisi?n; y s?lo le ha faltado enviarnos de muestra un buen racimo de uvas, como aquel de que nos habla la Biblia. Otros, en cambio, nos dicen que aquello es de una aridez que espanta; arenales ? riscos. Ello depender? de la parte que cada uno mire, y lo m?s probable es que all? haya un poco de todo. M?s cerca est? nuestra Castilla y hay quien la supone una llanura sin fin, seca y desolada; mientras otros nos hablan de sus sierras pintorescas, de sus arboledas frondosas...
Sin ir m?s lejos; se habl? de la utilidad que en la campa?a podr?an prestar los camellos--produciendo la natural alarma en algunos organismos oficiales docentes.--En seguida hubo quien puso el grito en el desierto. ?Camellos? Los camellos no sirven all? para nada. Y nos dieron un curso de zoolog?a y otro de topograf?a, y ? todo esto sin saber ? qu? joroba quedarnos. ?Sirve el camello? ?No sirve el camello? ?El camello es lo mismo que el dromedario? ?El camello tiene una sola joroba ? puede tener dos jorobas, como se puede ser miembro de dos Academias ? presidente de varias corporaciones, como D. Alejandro Pidal: pongo por compatibilidades?
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